Estos consejos podrían revolucionar tu enfoque hacia las nuevas ideas.
Varios equipos científicos han estado llevando a cabo recientemente una serie de estudios en un intento por estimular la creatividad de las personas mediante la estipulación de una parte determinada del cerebro. Uno de ellos ha estado liderado por Adam Green, director del Laboratorio de Cognición Relacional de Georgetown y presidente electo de la Sociedad para la Neurociencia de la Creatividad.
Sin embargo, si no dispones de una herramienta de estimulación cerebral y quieres impulsar tu creatividad, buenas noticias: Estos consejos respaldados por la ciencia te ayudarán a aumentar tu creatividad sin la necesidad de pasar por un laboratorio. Te contamos cómo.
1. Ejercita tu creatividad como si de un músculo se tratara
Una forma segura de impulsar el pensamiento creativo es la siguiente: Inténtalo. En serio. “La creatividad no aparece como por parte de magia”, dice Green. “Tan solo necesitas usar las mismas herramientas que empleas para hacer todo lo demás... pero aplicando esas herramientas en formas específicas de creatividad”.
Las investigaciones demuestran que cuando las personas intentan pensar de manera más creativa, casi siempre pueden hacerlo, y esos efectos son significativos y pueden ser repetidos. Green apunta a un “viejo dicho” en neurociencia según el cual las células que trabajan juntas, conectan juntas”. La idea es que cuanto más se usa el cerebro para hacer algo, más fuertes se vuelven las conexiones entre las células involucradas.
Sin embargo, la clave para esto es dedicar más tiempo en tu día a día a pensar activamente, lo que normalmente significa desconectarte del correo electrónico, las redes sociales y mucho más. Esa es la manera de desbloquear “las partes digresivas, lentas e inciertas de nosotros mismos que son la clave de nuestra creatividad”.
Intenta poner en práctica esta idea en tu rutina diaria evitando llevarte el teléfono a la cama o al baño. También es una buena idea desactivar las notificaciones de tus redes sociales y correo electrónico. Considera dedicar un tiempo específico durante el día a pensar de forma creativa y recuérdate a ti mismo que debes hacerlo antes de cualquier sesión de lluvia de ideas.
2. Cambia tu entorno, aunque sea mínimamente
“El mejor truco que conozco no es muy interesante”, dice Green. Los datos confirman que la creatividad puede provenir de cambios tan pequeños como una taza de café caliente o de cambiar el color de tu habitación. Intenta cambiar algunas de las cosas que tienes en tu escritorio, por ejemplo. Sé consciente de que esos “empujones” no solo pertenecen a tu entorno físico, sino que también están conectados con tu entorno social.
Aprovecha las oportunidades que se te presenten para trabajar periódicamente en diferentes áreas de la oficina, sentarte con compañeros nuevos o invitar a los trabajadores de diferentes departamentos a comer contigo. Aunque es posible que no tengas mucho control sobre tu entorno de trabajo, hacer cualquier ajuste posible podría traducirse en un aumento significativo de la creatividad.
“Deseas que tu entorno físico y social cambie", dice Robert Epstein, psicólogo investigador principal del Instituto Americano de Investigación y Tecnología del Comportamiento. “Tener siempre a tu alrededor a las mismas cosas y personas no es demasiado bueno para tu creatividad”.
3. Aprende cosas nuevas
¿Cuándo fue la última vez que aprendiste algo sobre arquitectura medieval? ¿La antigua historia egipcia? ¿Hierbas comestibles presentes en la naturaleza? Puede que haya llegado el momento de hacer un curso presencial o echar un vistazo a lo que puedes encontrar en Internet. Las investigaciones sugieren que la ampliación de tus conocimientos a través de temas desconocidos fomenta nuevas ideas y pensamientos divergentes.
“Las nuevas ideas surgen de las interconexiones entre las viejas ideas”, dice Epstein, que utiliza un ejercicio llamado “el juego de los expertos” para demostrarlo. En él, algunas personas de un grupo con amplios conocimientos sobre un tema complejo dan conferencias de cinco minutos. Entonces, después de aprender sobre temas del tipo cómo se construyen los zapatos o la historia de los relojes Rolex, todo el mundo tiene al menos tres ideas para nuevos productos o servicios.
“Es realmente alucinante lo que se le ocurre a la gente, y todo eso sucede después de tan solo 15 minutos de curso”, dice Epstein. Esto es algo que puedes conseguir por ti mismo preguntando a amigos o colegas de diferentes sectores sobre lo que hacen, o inscribiéndote en un curso sobre algo completamente desconocido para ti.
Es posible que no le veas una utilidad inmediata a lo que estás aprendiendo nuevo, pero los conocimientos que estás adquiriendo deberían reunirse de forma natural cuando te enfrentes a un determinado reto o a una lluvia de ideas más adelante. “Cuanto más interesantes y diversas sean las piezas, más interesantes serán las interconexiones”, dice Epstein.
4. Presta atención y anota las nuevas ideas que se te presente
Conforme envejecen las personas, el número de ideas creativas que les llegan no necesariamente disminuye, pero tienden a quedarse con una menor esencia de estas. Cuando una idea, o un pequeño componente de una idea, se presenta ante ti, empieza a hacer un esfuerzo para preservarla.
Apúntala en una nota en tu móvil, escríbela en una libreta de bolsillo que lleves encima o anótala en una servilleta. “Captura ahora, evalúa después”, dice Epstein, quien afirma que su investigación ha demostrado en reiteradas ocasiones que capturar sus nuevas ideas es probablemente el aspecto más valioso para impulsar la creatividad.
5. Desafíate a ti mismo de nuevas maneras
Si alguna vez has probado una “escape room”, un juego de aventuras físicas en el que los jugadores completan sus metas resolviendo rompecabezas, es probable que tu creatividad se haya disparado. Esto se debe a que los retos actúan como catalizadores para que pensemos de forma creativa y aportemos ideas o soluciones simultáneas. Por ejemplo, si giras un pomo y descubres que la puerta está cerrada con llave, automáticamente empiezas a pensar en ideas y soluciones, sacudiendo el pomo, golpeando la puerta o intentando abrir la cerradura con una horquilla.
Puedes estimularte de forma similar en el trabajo estableciendo un límite de tiempo para una tarea o asumiendo un “desafío final” en tu sector, dice Epstein. Piensa en las cuestiones y preguntas generales de tu campo (¿Cómo puedo acabar con el hambre en el mundo en una semana? ¿Cómo puedo inventar un teléfono que no necesite cargador?).