La definición dura y sólida de "rechazo" es que es simplemente un sustantivo; es solo una cosa. No tiene ninguna seriedad. El rechazo no es más importante que, por ejemplo, un autobús, un coche o un paraguas.
La primera vez que escuché el podcast de la renombrada periodista internacional y coach de escritura Rebecca Weber sobre el "Rechazo", cambió por completo mi perspectiva sobre lo que realmente significa. En el podcast, Rebecca explica su investigación sobre esta vaga idea del "rechazo" y señaló que la definición dura y sólida del "rechazo" es que es simplemente un sustantivo; es solo una cosa.
No tiene ninguna seriedad. El rechazo no es más importante que un autobús, un coche o un paraguas. Pero no es un sentimiento como tal. Se puede sentir tristeza, pena, felicidad, ira, pero no se puede sentir "rechazo" y, sin embargo, millones de personas se sienten rechazadas cada día. El "rechazo" se utiliza erróneamente como una respuesta emocional legítima, y concretamente se puede desglosar en tres tipos de conceptos erróneos.
1. El rechazo como sentimiento
La sencilla investigación de Weber demuestra que el rechazo no es más que un sentimiento que se ha inventado evolutivamente a lo largo de los años, y sin embargo el cuerpo biológicamente no está programado para "sentir" nunca el "rechazo" como un desencadenante emocional. En términos médicos, cuando un cuerpo rechaza algo, lo destruye desde el interior o lo expulsa del cuerpo, así que es bastante intrigante ver que la gente puede realmente tomar un proceso físico y científico y convertirlo en un sentimiento muy emocional. Lo peor es que se reconoce y se fomenta tanto esta noción a través de diferentes canales de comunicación, todo ello impulsado por temas sociales importantes como "pertenecer", "tribu" y "grupo".
Nadie puede hacer que te sientas rechazado: eso equivale a decir que te han expulsado del cuerpo de otra persona; que alguien te ha rechazado porque no encajas con su propio cuerpo. Sin embargo, metafóricamente hablando, eso puede ser cierto en muchos niveles. De alguna manera "sientes" el rechazo cuando crees que no perteneces a un determinado "cuerpo" como el de tus padres, el de la escuela, el del trabajo, el de los amigos, pero el rechazo no es más que un proceso. Por ejemplo, ser rechazado para una audición de una obra de teatro en la escuela, ser rechazado por un interés amoroso, ser pasado por alto para una oportunidad de promoción, ser rechazado por un socio de negocios - todo esto debe ser interpretado como nada más que un proceso de la vida. Lo que estás sintiendo es más bien tristeza, rabia o confusión que luego se ha confundido pensando que es un rechazo.
2. El rechazo como construcción social
La noción de rechazo no es más que un construccionismo social: es una comprensión construida que se forma a través de suposiciones compartidas sobre lo que significa algo por parte de un grupo colectivo o una sociedad, en lugar de un significado que se forma dentro de un individuo. Se consolida la creencia de que algunos sentimientos están totalmente definidos externamente por las normas de la sociedad y, lamentablemente, se han agarrado a nosotros como parásitos y viven dentro de nosotros.
El rechazo es simplemente un proceso que ha sido literalmente trasladado a algo emocional y ahora millones de personas en todo el mundo están plagadas de un sentimiento surrealista parecido a un fantasma que puede o no estar ahí dependiendo de la percepción de la persona que lo siente.
3. El rechazo como herramienta de medición
El rechazo es una emoción institucionalizada. Es dogmática y la gente espera que la sientas y reacciones de una manera que demuestre que has sido "rechazado". Lo más decepcionante y preocupante es que la gente permite que el rechazo les defina. Lo utilizan para medir su capacidad y su factor de "simpatía" para adherirse o pertenecer a algo: un ascenso, un interés amoroso, una oportunidad de negocio, un grupo. Sea lo que sea, el rechazo es utilizado como herramienta de medición. Lo utilizan para definir sus limitaciones, permitiendo que actúe como una base perfecta para validar todas las creencias que les impiden alcanzar lo mejor de sí mismos.
Espero que este artículo te haya ayudado a replantear tu perspectiva sobre el rechazo. La mejor manera de afrontar el proceso de rechazo es reconocer el suceso, porque si no lo haces, se desencadenarán otras respuestas emocionales que solo te dejarán abrumado y confundido sobre lo que realmente sientes. Sin embargo, no hay que confundir el reconocimiento del suceso con "sentir" el proceso de rechazo. Tienes que aprender a distinguir que un proceso no se puede sentir. Puedes sentirte triste o enfadado por ello, pero simplemente no puedes asumir el proceso de rechazo y acabar sintiéndote también rechazado.