En la vida, habrá situaciones que te empujen a salir de tu zona de confort y a ser cauteloso en el análisis y la preparación.
El espíritu empresarial de hoy en día es como la industria minera del "salvaje oeste" de hace 150 años. Muchos se sienten atraídos por el espíritu empresarial debido a las historias de éxito alimentadas por los medios de comunicación de personas que se convierten en "empresarios" para seguir sus sueños y convertirse en propietarios de "unicornios".
Una vez que te embarcas en el viaje, al cabo de unos años, parece que fue hace unos pocos días cuando dejaste tu prestigioso trabajo bien pagado y diste un paso hacia el mundo volátil, incierto, complejo y ambiguo del emprendimiento.
Para muchos de nosotros, no existe una visión a largo plazo ni una gran estrategia.
Sin embargo, estos son 9 aprendizajes clave de alguien que tomó esa decisión que cambió su vida hace 9 años y se alegra de haberlo hecho.
1. Define tu propio objetivo
¿Cuál es tu objetivo al convertirte en empresario? ¿Es el dinero, la fama o algún otro propósito? Sea cual sea, recuerda que tiene que ser tuyo. Te has embarcado en este viaje para vivir tu sueño, no el de nadie más. Y sí, tus objetivos pueden evolucionar con el tiempo.
2. Rodéate de gente experta en su campo
Cuando uno empieza por su cuenta, en lugar de intentar contratar a un equipo, crea un panel de expertos que puedan guiarte y trabajar contigo en los proyectos. Esto garantiza que la entrega sea del más alto nivel sin hacer un agujero en el bolsillo.
3. Céntrate en resolver un problema
Aunque el dinero es importante, recuerda que el propósito de crear una empresa no es ganar dinero rápidamente sino resolver un problema. La valoración es un subproducto del problema resuelto.
4. Camina por la fina línea entre no tener miedo y ser temerario
¿Cómo se cruza una carretera con mucho tráfico? Uno no se precipita a cruzar a ciegas ni se queda a un lado para siempre por miedo a cruzar. En la vida, habrá situaciones que nos empujen a salir de nuestra zona de confort, seamos cautelosos en el análisis y la preparación, pero respaldémoslo con el valor de actuar.
5. Utiliza tu experiencia pero no dejes de aprender
Es imprescindible intensificar el aprendizaje de todas las formas posibles. Ya sea leyendo, o realizando diferentes tareas o incluso matriculándote en estudios superiores, el aprendizaje nunca se detiene. Esto desempeña un papel fundamental a la hora de añadir valor a los clientes, ya que copiar y pegar rara vez funciona.
6. Gasta en lo que importa y practica la frugalidad
En el mundo digital de hoy, la presencia digital es cada vez más importante que el mundo del ladrillo y el cemento. Como empresario, cuando el presupuesto es limitado, es vital entender y priorizar los gastos. Debes aprender a priorizar entre una oficina ostentosa y el gasto en viajes de negocios, entre la publicidad o la creación de una huella digital compartiendo conocimientos. Debes gastar en lo que es vital y esencial, no necesariamente deseable. Invierte en un buen en un abogado y en un coach.
7. Da más de lo que se recibes
Intentar dar algo más en términos de esfuerzo, pensamientos y tiempo es uno de los aspectos más importantes. Esto es muy relevante, ya sea en el espacio personal o profesional. Intenta dar algo de ti mismo a otros menos afortunados que tú. Intentar dar los conocimientos o el tiempo que uno tiene a alguien menos afortunado es un ejemplo perfecto. Y aunque uno pueda sentir que los "retornos" no son apropiados; la experiencia y el aprendizaje siempre te mantienen en buen lugar. También es como devolver algo al universo por todo lo que te ha dado.
8. Decide tu valía y, sin embargo, sé humilde
El mundo de la empresa puede ser muy seductor y dar una sensación exagerada de autoestima. Uno tiende a olvidar cortesías básicas como responder a los correos electrónicos o dar citas a personas que quizá no tengan el mismo peso profesional que nosotros. Estar rodeados de personas deseosas de complacernos puede volvernos ligeramente arrogantes. Sin embargo, es vital mantener los pies en la tierra y la humildad en todo momento, independientemente de si uno se relaciona con un líder de la industria o con el peón de la oficina.
9. Aprovecha las bendiciones del universo
El espíritu empresarial, como cualquier otro viaje, tiene sus altibajos, giros y vueltas. Al igual que un surfista en la playa, uno aprende a cabalgar las olas. Sí, siempre hay una ola inesperada que te hace caer. Pero entonces cuenta con las bendiciones del universo y se levanta de nuevo en esa tabla de surf. La resiliencia llega de forma natural cuando uno cuenta sus bendiciones.