Si te interesa mejorar la autoestima y lees muchos libros de autoayuda, probablemente te hayas topado con la frase "sal de tu zona de confort". Mucho se ha escrito sobre por qué es beneficioso salir de esta misteriosa zona de confort, sin embargo, no hay tanta información sobre cómo hacerlo.
La mayoría de los desafíos de la zona de confort pueden ser demasiado exigentes. El más común de todos es "mudarse a otro país". Sin duda, eso va a ser algo incómodo y emocionante, sin embargo, no es factible para mucha gente.
Por esa razón, a continuación te mostramos 5 desafíos fáciles y cotidianos que pueden sacarte de tu zona de confort y hacerte una persona más saludable y feliz a partir de hoy.
1. Obligarte a hablar con extraños
Este es posiblemente el más común y uno de los más difíciles. Si eres un poco tímido, acercarte a un extraño y entablar una conversación puede darte un poco de miedo.
Intenta no hacer preguntas personales o podrías espantar a la otra persona. Trata de asegurarte de que no parezca que estás coqueteando con la persona o intentando conseguir su número de teléfono, ya que esto puede tener resultados diferentes.
Es posible que no vuelvas a ver a esta persona, lo que puede ser bueno si te sientes avergonzado. Lo mejor de hablar con extraños es que sirve de práctica para cuando tengas que establecer contactos en tu vida profesional o personal.
¿Conoces ese momento en el que estás en una fiesta y ves a alguien con quien te gustaría conectar? Si el miedo a acercarte a esta persona y presentarte te frena, hablar con extraños puede pulir tus habilidades hasta que estés listo.
Al igual que cualquier otra habilidad, hablar con gente que no conoces puede ser un desafío al principio. Estamos acostumbrados a estar en nuestra zona de confort y solo hablar con nuestros amigos más cercanos, sin embargo, tras un poco de práctica, puedes mejorar las conversaciones que tienes con todos en tu vida.
2. Dejar de usar las redes sociales
Aunque esto pueda parecer realmente difícil, inténtalo al menos durante una semana. Identifica la red social que más uses, Instagram, Facebook o Twitter, y desinstala la app del teléfono.
Seguramente empieces a hacer clic en la pantalla en el lugar en el que estaba la app, lo que te hará sentir como un adicto. No cabe duda de que será incómodo, pero te aseguramos que valdrá la pena.
Tendrás tanto tiempo extra que podrás hacer cosas que nunca antes pudiste hacer, como leer esos libros que no dejan de acumular polvo en la estantería del salón.
3. Llevarte a ti mismo a una cita
Si eres el tipo de persona que odia comer solo en los restaurantes, salir solo puede hacerte sentir avergonzado. Sin embargo, el hecho de estar a solas con tus pensamientos y pasar tiempo de calidad contigo mismo tiene enormes beneficios.
Si siempre has querido ir a un museo pero no tienes amigos artistas, ¡es hora de darte el gusto! Asegúrate de no estar con el teléfono todo el tiempo; los mensajes de texto te impedirán disfrutar de tu propia compañía.
En su lugar, llévate un pequeño cuaderno e intenta anotar los pensamientos que se te pasen por la cabeza. ¡Te encantará ver cómo la mente se relaja! No tener que impresionar siempre a la otra persona con la que estás, e intentar ser divertido o ingenioso todo el tiempo, puede ser realmente relajante.
¡Intenta ver una película solo! La alegría de no tener que compartir palomitas puede dar lugar a que ni siquiera te interese la película.
4. Probar diferentes tipos de comida
¡Desafíate a ti mismo a comer un tipo de comida diferente durante una semana! Podemos apegarnos mucho a nuestras comidas favoritas, pero existen numerosas experiencias culinarias que te estás perdiendo.
Estas son algunas sugerencias:
- El lunes: ¡Auténtica cocina mexicana!
- El martes: Cocina vietnamita.
- El miércoles: Cocina india.
- El jueves: Griego/Mediterráneo.
- El viernes: Cocina japonesa.
5. Darte una ducha de agua fría
No hay nada más simple que esto. La mayoría de la gente odia darse duchas frías, especialmente durante los días fríos. Esa típica sensación cuando enciendes la ducha, y te apartas hasta que el agua empieza a salir caliente.
Este es un excelente ejemplo de lo difícil que puede resultar salir de tu zona de confort. Temblar en el baño, demasiado asustado para pisar el frío puede hacer que te sientas un poco patético, y a veces lleva más tiempo de lo esperado reunir la confianza para dar el salto.
Después de un grito inicial, la mayoría de las veces, el frío no era tan malo después de todo. Nos acostumbramos en segundos y siempre acabamos sintiéndonos tontos por haber tardado tanto en darnos cuenta.
Esto es aplicable a otros aspectos de la vida también. Siempre dan más miedo las cosas antes de hacerlas, y tal vez darte duchas frías todos los días te obligue a soportar la incomodidad.
Quién sabe, puede que te guste tanto estar fuera de tu zona de confort que busques activamente estar incómodo.
Estas 5 formas de salir de tu zona de confort son un buen lugar en el que empezar. Después de obligarte a hacer cosas diferentes, serás un excelente entrenador de vida para ti mismo. Esto construye tu fuerza y resistencia, y acabarás descubriendo que las molestias diarias ya no te molestan.