Un pequeño acto de amabilidad, incluso una simple conversación en un aparcamiento, puede marcar una gran diferencia.
De acuerdo con un estudio de Cigna, el 46% de los estadounidenses encuestados se sienten solos. En el mundo laboral, a pesar de toda la atención prestada al compromiso de los empleados, muchos de ellos siguen siendo infelices. Vivimos en una época en la que estamos más conectados que nunca digitalmente, pero la soledad y la infelicidad abundan. ¿Dónde estamos perdiendo el tren?
Después de trabajar con equipos de liderazgo y organizaciones durante más de cuatro décadas, creo que he encontrado la respuesta. La respuesta no consiste en un mayor compromiso de los empleados, sino en un mayor compromiso humano.
Un pequeño acto de amabilidad, incluso una simple conversación en un aparcamiento, puede marcar una gran diferencia. A continuación te presentamos cinco razones por las que marca la diferencia en mi vida.
1. Tengo una inyección de alegría para todo el día
Un simple acto de bondad - o simplemente pensar en la bondad - me entusiasma durante todo el día. Después de un solo acto, siento menos dolor y estrés, un mayor bienestar e incluso un subidón de euforia, como el subidón de un corredor sin el sudor. Además, mis amigos me dicen que parezco más joven.
2. Experimento relaciones más gratificantes
Los actos de bondad me han inspirado a tender la mano con más frecuencia, sobre todo a los amigos y familiares que se encuentran a larga distancia. Aunque solo sea por unos instantes, quiero que sepan que me importan.
Me encuentro expresando esa misma actitud cariñosa a personas que apenas conozco, firmando mis correos electrónicos con palabras como "abrazos" o "mucho amor". Desde que realizo actos de bondad, esas palabras tienen ahora un mayor significado.
También soy más amable conmigo mismo. Soy muy consciente de cuándo falta la amabilidad en mi vida. Ser amable me enseña a ser un padre más gentil y más nutritivo conmigo mismo.
3. Veo más belleza y bondad en el mundo
Los actos de bondad me enseñan a ver la belleza en mí mismo y en los demás. Ahora, cuando miro a los ojos de una persona, sé que es importante. Mi vida es más rica gracias a ellos. Cuanto más me concentro en la bondad, más bondad veo a mi alrededor.
También dedico más tiempo a leer historias de bondad, en lugar de escuchar las noticias de nuestros días, impulsadas por el miedo. Estas historias me dan la esperanza de un mundo mejor. Me inspiran a seguir preguntando: "¿A quién hay que levantar el ánimo? ¿Cómo puedo cambiar el día de alguien para mejor?
4. La amabilidad es el nuevo disruptor en mi negocio
En la mentalidad actual de juego de suma cero, en la que alguien gana y alguien pierde, los actos de amabilidad me recuerdan que puede haber otra manera, incluso en los negocios. No existe tal cosa como ser demasiado amable con un cliente o con un empleado. Con la amabilidad, todo el mundo sale ganando.
Los actos de amabilidad se han convertido en mi estrategia para construir un negocio próspero. Me encanta conectar cada día con un posible cliente, un cliente o un socio comercial simplemente porque me importa. La amabilidad no es una debilidad, como muchos piensan. La amabilidad requiere integridad, valor y la voluntad de ir en contra de la norma.
Los actos de amabilidad también me guían a la hora de gestionar conversaciones de negocios difíciles de una manera más armoniosa. Ahora me encuentro haciéndome preguntas como: ¿Cómo puedo ser amable en esta situación, y a la vez decir mi verdad?
5. Estoy viviendo un legado del que puedo estar orgulloso
Maya Angelo lo dijo mejor: "Tu legado es cada vida que has tocado". Desde que la amabilidad se ha convertido en una forma de vida diaria, me siento siempre humilde de cómo incluso el acto más pequeño puede impactar en la vida de una persona de grandes maneras. He sido testigo de cómo las emociones cambian de la tristeza a la felicidad, de la depresión al compromiso, todo gracias a la amabilidad.
Los actos de bondad curan. Teniendo en cuenta todos los restos de mi pasado, estos actos se han convertido en una forma de enmendar los errores del pasado hacia los demás. Tienen un efecto a largo plazo que va más allá de mi alcance inmediato.
Cuando realizo actos de bondad, sé que estoy aportando mi granito de arena para hacer de nuestro mundo un lugar más agradable y solidario. Consigo ser el cambio que quiero ver - ¡y experimentar! - en el mundo. Ese es el mundo en el que quiero vivir.
Además, estos actos me han inspirado para escribir este artículo y compartir su fuerza con vosotros. Espero que lo disfrutes.