Levantando el velo sobre los fondos de cobertura
Página principal Opinión, EXANTE

En el marco del proyecto especial conjunto con el Prime Bróker EXANTE compartimos la opinión de Sergio Golubitskiy sobre cómo funcionan los fondos de cobertura.

En el artículo «El mayor secreto de los fondos de inversión mutua» pudimos comprender dos sutilezas que se utilizan en el trabajo con los fondos de inversiones: el indicador de ingresos relativos y la vinculación al índice bursátil. El primero elimina la responsabilidad por la negativa y absoluta capacidad resolutiva del balance anual, la segunda – por la desafortunada selección de la cartera de ahorros.

Como recordaremos, la popularidad de los índices de los fondos de inversión se explica, en primer lugar, por la gran rentabilidad histórica de los índices bursátiles en comparación con las carteras «hechas a mano» de los fondos gestionados, en segundo lugar, por la regulación patológica de los fondos de inversión por parte de la legislación de los EE. UU. – desde el control total, a través de consejos supervisores, hasta sanciones directas de las ventas cortas de acciones e instrumentos del mercado rápido (futuros, opciones, etc.).

Obviamente este marco rígido llevó a la búsqueda de mecanismos alternativos para la inversión grupal pasiva, privados tanto de la falta de control excesivo por parte los organismos reguladores, como de las limitaciones de instrumentos.

El resultado de estas búsquedas fue la creación de los llamados fondos de cobertura, los cuales ganaron rápidamente popularidad en los círculos de los miembros más acomodados de la sociedad norteamericana, quedando así fuera del alcance el público en general durante mucho tiempo.

La primera razón del hermetismo de los fondos de cobertura es sin duda (y seguirá siendo) los altos requisitos financieros para los inversores potenciales:

La inversión mínima comienza con medio millón de dólares. En una relación más amplia la «prohibición» de los fondos de cobertura se puede explicar por la incongruencia entre el nombre de este mecanismo de inversión y su actividad real.

El término «Hedge-Fund» (al principio «Hedged Fund») fue acuñado por Alfred Jones para definir el correspondiente fondo financiero en el año 1949. La palabra «Hedge» en inglés significa arbusto o plantación de árboles pequeños que dividen los límites del campo como protección ante el viento. La metáfora clave del término es «protección», y hedge-fund es respectivamente un fondo económico llamado a proteger inversiones que ya se poseen.

Las acciones de BlackRock Capital Investment Corporation, una de las compañías de inversión que se encuentra bajo el paraguas del imperio BlackRock, el séptimo fondo de cobertura en el mundo en cuanto a volumen y activos gestionados

El problema para entender esto surge justo en este momento, cuando unimos la actividad real de los fondos de cobertura con la metáfora de «protección». El asunto es que en la conciencia del ciudadano de a pie la protección se asocia inmediatamente a algo de defensa, retenedor, conservador, moderado y que libera del riesgo. Mientras que el comportamiento financiero de los fondos de cobertura es la agresividad, y supone un gran riesgo y especulación.

La disonancia cognitiva alcanzó su apogeo en otoño de 2008, cuando las autoridades de los EE. UU. y Europa Occidental acusaron de forma unánime a los fondos de cobertura del desplome global de los mercados bursátiles y la catástrofe financiera que afectó al mercado de valores de los derivados hipotecarios.

El resultado de esta acusación fue una nueva legislación (en EE. UU. –ley Dodd-Frank de 2010, en la UE – un Decreto análogo para la gestión de fondos de inversión alternativos), el cual obligó a los fondos de cobertura a realizar un registro jurídico en el territorios de los países donde realice actividades (y no en paraísos fiscales, como sucedía antes) y a una presentar contabilidad regular sobre las posiciones abiertas, etc.

Sea como fuere, incluso después del año 2008 los fondos de cobertura siguieron siendo las mismas estructuras de inversiones grupales pasivas agresivas, de riesgo y desreguladas. Por esa razón, a una persona no preparada le resulta imposible entender dónde está el «arbusto protector» en estas estructuras.

En este artículo, quisiera disipar el velo de la incomprensión alrededor de las estrategias «protectoras» de los fondos de cobertura, y explicar de qué manera la agresividad de la política de inversión se combina perfectamente con la principal tarea que tienen los gestores de fondos de cobertura – proteger las inversiones de sus miembros.

Se dice que el primer fondo de cobertura (en cuanto al contenido, no a la letra) fue creado en 1929 por Benjamin Graham, el mismo que junto a David Dodd produjeron el talmud de 800 páginas llamado «Security Analysis» (Análisis de valores) (1934), que hasta el día de hoy es considerado la biblia de los inversores.

Graham era un inversor muy conservador y precavido, cuya naturaleza interna era contraria a la idea de especulación. No sorprende que su creación — Graham-Newman Partnership — justificó completamente la filosofía de protección de inversiones que sirven de base al fondo de inversión.

¿De qué protección se trata? En primer lugar, sobre las acciones en el mercado capturado por «osos». El talón de Aquiles de los fondos de inversión mutua es su unilateralidad. En otras palabras, los fondos de inversión tienen el derecho a comprar acciones solo en posiciones «largas». La venta en posiciones «cortas» (Short Sale) es el método más fácil y sencillo no solo de perder en los desplomes de la Bolsa, sino también de hacer dinero en ellos. Para los fondos de inversión mutua está prohibido. Pero no para los fondos de cobertura.

Por eso, lo primero que proliferó entre 1950-1960 en los mecanismos de inversión grupal alternativa, multiplicándose como hongos después de la lluvia, fue vender valores en corto.

En 1973 fue fundada la CBOE (Chicago Board Options Exchange), marcó una nueva era en las operaciones financieras - comenzó a cotizar opciones estandarizadas, como se conocen, además de las fenomenales opciones para la especulación, abrieron posibilidades nunca antes vistas para la cobertura de inversiones con un gasto mínimo.

Los fondos de cobertura recibieron la iniciativa con alegría y las opciones call y put ocuparon el lugar de honor en el arsenal de los instrumentos de designación directa: la protección del capital invertido anteriormente en valores de riesgo (en primer lugar, acciones comunes de compañías públicas).

Los 80 se convirtió en la década del rápido crecimiento de los fondos de cobertura y su estrecha especialización. La búsqueda de nuevos instrumentos de inversión se debió a la falta de «soluciones lineales», por las que cientos de fondos de cobertura que apostaban a la unidireccionalidad del movimiento del mercado (sin importar cuál – alza o caída) se arruinaron en las crisis bursátiles de 1969 y 1973.

Resultó que la fantasía de los gestores de fondos de cobertura no conoce límites. Después de los derivados de primer orden (futuros, opciones) siguieron los derivados de segundo y tercer orden, cuya activo base ya no eran las simples acciones, índices, deudas y contratos hipotecarios corporativos/municipales, sino una formación sintética de tipo MBS, creadas a partir de los pools hipotecarios, estratificados en medida del riesgo y liquidez, CDO (Collateralized Debt Obligations), obligaciones de deudas multiniveles garantizados, y CDS (Credit Default Swaps), intercambios de créditos por defecto – siendo estos últimos los que aceleraron el desplome financiero de 2008.

iShares BRIC 50 UCITS ETF — valores iShares (Exchange Traded Funds),que emulan a los fondos de cobertura BlackRock, y atraen inversiones a la región de los BRIC (Brasil, Rusia, India y China)

De manera paralela, continuaba la expansión de los fondos de cobertura por todo el territorio, saliendo del marco del paradigma bursátil lineal (alza/caída de los valores en el mercado).

  • Las inversiones basadas en la espera de cambios macroeconómicos globales (Global Macro Hedge Funds) se convirtieron en las nuevas direcciones de los fondos de cobertura...
  • ... también las inversiones basadas en la búsqueda de oportunidades de inversión, - pagos esperados, recapitalización, desestimación y sobrevaloración de los negocios, expectativas trimestrales y demás (Event Driven Hedge Funds).
  • Consiguieron una popularidad especial los fondos de cobertura de arbitraje que obtienen beneficios de la divergencia del valor de uno u otro activo en diferentes mercados (Arbitrage Hedge Funds).
  • Por último, se quedaron completamente solos los fondos de cobertura que operan con ayuda de algoritmos (en primer lugar, High Frequency Trading).

Evidentemente, la idea de la «protección» directa de las primeras inversiones, de las que surgieron los fondos de cobertura, hace tiempo se disolvió en la búsqueda de oportunidades decantadas, nuevas y más nuevas formas alternativas de sacar beneficio de los mercados financieros. Hay, sin embargo, un momento importante que se escapa a la mirada superficial de la sociedad. Lo que al margen le parece una especulación feroz, en realidad es justamente lo contrario.

El beneficio alternativo no es un beneficio de alto riesgo, sino, tan paradójico como parezca, prácticamente la ausencia de riesgo en la inversión. La ilusión de riesgo surge porque la acción del fondo de cobertura, que protege (y multiplica) agresivamente las propias inversiones, casi de manera inevitable comenzó a causar pérdidas financieras a las contrapartes. En otras palabras, la agresión del fondo lleva a la ausencia de riesgo para él, al mismo tiempo elevando el riesgo de la contraparte hasta una pérdida garantizada. De aquí los espantajos de la sociedad para los fondos de cobertura - «especulación feroz», «riesgo desmesurado» y demás, que en total se funden en el correspondiente endurecimiento del control estatal.

El estado tiene mucha razón, ya que el riesgo es realmente desmesurado. El riesgo de los que se encuentran del otro lado de la barricada de los fondos de cobertura.

Las ETF de uno de los fondos de cobertura de FinEx, cotizado en la Bolsa de Moscú, — FinEx MSCI USA IT UCITS ETF, inversor de fondos en acciones de compañías de alta tecnología de EE. UU. (Apple, Microsoft, Google, Cisco, IBM, Intel, Visa, Facebook — en total 80 valores) que demuestra una rentabilidad media en 3 años del 22,3%

Muy pronto dedicaremos una publicación aparte al tema «resonancia social» de la actividad de los fondos de cobertura, en particular HFT. En el marco de las ya anunciadas apologías de los fondos de cobertura no se observan problemas de «riesgo» o «especulación».

Ya mencioné el alto costo de entrada para participar en las inversiones de los fondos de cobertura: aparte del capital mínimo de inversión, desde 500 mil dólares hasta 1 millón de dólares (dependiendo del fondo) se requiere también una certificación de Accredited Investor, la cual varía de país a país. Por ejemplo en EE. UU. un «inversor agresivo» debe poseer activos por no menos de un millón de dólares y entradas por no menos de 200 mil en cada uno de los dos últimos años.

Así que, ¿existe la posibilidad para los simples mortales de participar en las inversiones de los fondos de cobertura? Claro que sí. Sorprendería que haya algo imposible en el mundo de las finanzas. Participar en los fondos de cobertura es posible, pero no directamente, sino a través de la Bolsa. Y justamente: comprando y vendiendo acciones de los llamados Listed Hedge Funds, «fondos de cobertura cotizados».

Lea también:
Por favor, describa el error
Cerrar