¿Cumplirán Trump y Clinton lo que dicen?
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Tanto investigaciones académicas como hechos recientes demuestran que los nuevos presidentes intentan hacer valer las promesas hechas durante sus campañas.

Un número de republicanos razonan las propuestas de Donald Trump sobre la inmigración y el comercio simplemente como un espectáculo político. Del mismo modo, algunos demócratas de libre comercio sugieren que la postura proteccionista de Hillary Clinton es meramente retórica.

Se están engañando. La investigación académica y la historia reciente demuestran que los presidentes recién elegidos intentan ceñirse todo lo posible a sus compromisos de campaña.

Shirley Anne Warshaw, experta en presidencia de la Universidad de Gettysburg, sostiene:

"Los nuevos presidentes realmente creen que tienen un mandato, se sienten capaces. No hay ninguna razón para pensar que sería diferente esta vez".

Por lo tanto, los políticos y votantes deberían asumir que un Presidente Trump comenzaría deportar a millones de inmigrantes indocumentados y a construir un muro en la frontera con México, amenazar a China con una guerra comercial, reducir las regulaciones relativas a Wall Street y el medio ambiente, y hacer las paces con Vladimir Putin.

¿Cumplirán Trump y Clinton lo que dicen?
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El supuesto sería que una Presidenta Clinton trataría de aumentar los impuestos de los ricos, iniciar una plétora de nuevos programas sociales que se encuentran muy por debajo de los que Bernie Sanders ha promovido, y obstaculizar la propuesta del Acuerdo comercial de Asociación Transpacífico.

Existía cierto escepticismo sobre si Ronald Reagan y George W. Bush, como candidatos, hablaban en serio en cuanto a sus grandes propuestas de reducción de impuestos. Así fue. O si Barack Obama realmente promovería la reforma del sistema sanitario. Así lo hizo.

A veces los presidentes siguen compromisos de campaña que son políticamente arriesgados. El presidente Bill Clinton cumplió su promesa de relajar una prohibición de homosexuales en el ejército, que en ese momento no era popular. Y algunos presidentes necesitan ser arrastrados a romper una promesa imprudente. George H. W. Bush tardó casi dos años en abandonar su compromiso sobre los impuestos, que no era nuevo. El acuerdo presupuestario de 1990, con aumentos de impuestos, tuvo dos efectos: ayudó a marcar el comienzo de los tiempos de bonanza económica de la década de 1990 y le costó a Bush políticamente.

Se podría esperar que Trump, quien ha arremetido en contra de los políticos que no cumplen sus promesas, iniciara la deportación de 11 millones de trabajadores indocumentados. Sostiene que lo haría en unos dos años sin especificar cómo cubriría los costes astronómicos. También podría intentar iniciar la construcción del muro a lo largo de la frontera sur de EE. UU., a pesar de que le costaría mucho más de lo que estima y no podrá obligar a México a pagar por ello.

En lo que se refiere al comercio, las leyes nacionales e internacionales limitarían su capacidad para cumplir su promesa de imponer enormes aranceles a los productos chinos o mexicanos. Podría intentar eludir esas restricciones mediante la invocación de los poderes presidenciales en respuesta a una "amenaza inusual y extraordinaria".

Bajo una administración de Trump, las regulaciones ambientales y de Wall Street se reducirían: podría esperarse que utilizara a los reguladores favorables a la industria e hiciera que el Congreso se viera privado de financiación para los organismos afectados y obtener así algunos cambios legislativos.

La política exterior de Trump no es clara para la mayoría, a pesar de que parece haberle dado poca importancia al asunto, puesto que sus declaraciones son en su mayoría genéricas: otros países tienen que soportar una mayor carga para su propia defensa.

Hay algunos puntos de vista poco convencionales – ya ha hablado de su admiración por Putin. El presidente puede emprender una acción militar contra una amenaza percibida y Trump podría no tener reparos en hacer eso.

En el caso de Clinton, algunos partidarios de Wall Street dicen que sus propuestas y retórica más dura sobre los bancos son simplemente una respuesta política a Sanders, su rival demócrata. No apueste por ello. Pero puede apostar a que ella se va a esforzar mucho en aumentar los impuestos a los ricos.

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En cuanto al comercio, existe una opinión entre algunos de sus partidarios políticos y empresariales de que realmente apoya el libre comercio y que su oposición al pacto comercial del Pacífico de Obama y su promesa de renegociar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte son solo gestos políticos. En realidad, daría marcha atrás y el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP) estará muerto si no se dicta en una sesión saliente tras las elecciones de este año.

A Trump le faltan una gran cantidad de aspectos específicos de política, pero tanto él como Clinton han trazado una hoja de ruta de hacia dónde quieren llevar al país. Los votantes deberían tomarlos en serio.

Fuente: Bloomberg

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