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A pesar de que Rusia haya tenido poca, o ninguna, influencia en el resultado de la votación del Brexit, algunos ven el hecho como una victoria para el presidente Vladimir Putin. Sin embargo, no hay evidencia de que Rusia se beneficie de ello e incluso podría ser uno de los perdedores.

La campaña a favor de la "permanencia en la UE" ha invocado el nombre de Putin para tratar de asustar a los británicos y alentarlos a que voten por el status quo. En mayo, el primer ministro británico, David Cameron, dijo que Putin y el líder del Estado Islámico, Abu Bakr Al-Baghdadi, darían la bienvenida a la salida del Reino Unido de la Unión Europea.

En marzo, el ministro de Exteriores británico, Philip Hammond, afirmó que Rusia era "el único país" que quería que el Reino Unido abandonara la Unión Europea. El viernes, declaró que sospechaba que Putin estaba "sintiendo un poco menos de presión" después de la victoria del bando del Brexit.

Hammond añadió: "Él se sentirá un poco más optimista sobre sus perspectivas de que, finalmente, conseguirán que se suavicen estas sanciones de la Unión Europea". Algunos observadores de Rusia en EE. UU. también sugirieron que el Brexit beneficia a Putin. El viernes, Michael McFaul, ex embajador de EE.UU. en Moscú, escribió en su twitter:

"Esta noche es una gran victoria para los objetivos de la política exterior de Putin. Denles crédito."

En otro tuit, McFaul explicó que Putin había "lamentado el colapso de la URSS y el Pacto de Varsovia, por lo que está encantado de ver fisuras en la unidad europea".

Las autoridades rusas han reaccionado con ironía a tales afirmaciones. El ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, se negó a hacer comentarios sobre la declaración de Hammond porque carecía de las cualificaciones médicas necesarias. El viernes, el propio Putin dijo que la campaña de "permanencia en la UE" solo le menciona para "influir de manera inapropiada en la opinión pública nacional" – que "no funcionó". Dijo que el Brexit podría tener consecuencias económicas negativas para Rusia, ya que estaba perjudicando a los mercados de divisas y materias primas y no afectaría a la política de sanciones de Europa.

Sin embargo, hay alto tanto en las declaraciones de Hammond como de McFaul. Altos funcionarios rusos y aliados políticos de Putin han dejado claro que estaban esperando una consecuencia positiva del Brexit, aunque el propio líder ruso no lo hizo.

"Sin el Reino Unido, no habrá nadie en la Unión Europea que defienda las sanciones contra nosotros con tanto fervor", escribió en su twitter el alcalde de Moscú, Sergei Sobyanin. Y la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Maria Zakharova, escribió una larga publicación de Facebook llena de evidente regodeo:

"Los dirigentes políticos de Gran Bretaña, que presionaron con fanatismo para las sanciones de la Unión Europea contra Rusia (que Hammond mencionó en el contexto del propio referéndum del Reino Unido) han dejado a los europeos en la estacada, y ahora, como desean quitarse toda la responsabilidad, están diciendo algo así como: "Fue una buena cena, nos vamos y los europeos pagarán la cuenta".

Konstantin Kosachev, que dirige el Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara Alta del Parlamento ruso, dice que espera un debate más vivo sobre las sanciones ahora que el Reino Unido ha abandonado la Unión Europea.

En otras palabras, Rusia espera que ahora la Unión Europea suavice su postura. Sin embargo, no está claro si el Brexit va a tener algún efecto sobre las sanciones, que tienen que ser aprobadas por unanimidad para permanecer en vigor. La canciller alemán, Angela Merkel, fue la fuerza impulsora detrás de la adopción de las medidas en mayor medida que Cameron y Putin debe darse cuenta de que Alemania es fundamental. Ha estado cultivando una relación con el socio de coalición de Merkel, el Vicecanciller Sigmar Gabriel, que se suponía que iba a visitar Moscú esta semana, pero canceló la visita como consecuencia de los resultados del referéndum en el Reino Unido.

En cualquier caso, incluso antes de la votación británica, había señales de fatiga con respecto a las sanciones, las cuales no están ayudando al proceso de paz paralizado en el este de Ucrania. La pendiente prórroga de seis meses de las restricciones, podría ser la última antes de que la Unión Europea las suavice – no debido al Brexit sino a su eficacia cuestionable.

La cuestión de si Putin quiere una Unión Europea más débil no está necesariamente relacionada con las sanciones. El viernes, Kosachev dijo que Rusia no estaba interesada en la desestabilización de su mayor socio comercial, en particular uno cuya moneda representa el 40 por ciento de las reservas de divisas del Banco Central de Rusia. Sin embargo, Putin que siempre antepone la geopolítica a la economía, así que ésta consideración pasa a un segundo plano para el objetivo de debilitar la influencia de EE.UU. en Europa.

Un mediador empresarial de Rusia, Boris Titov, escribió en Facebook:

"La mayor consecuencia a largo plazo de todo esto es que el Brexit separará a Europa de los anglosajones. Esto no es la independencia del Reino Unido de Europa sino la independencia de Europa de EE. UU.".

La misma idea se refleja en la publicación de Zakharova: Ella acusó a la Unión Europea de someter su toma de decisiones sobre política exterior independiente a EE. UU.

Una de las razones de que Rusia haya estado apoyando los movimientos euroescépticos en toda Europa es que son antiestadounidenses. Un distanciamiento entre la Unión Europea y EE.UU. sería útil a Putin para algo más que la atenuación de las sanciones: Se debilitaría lo que el presidente de Rusia ve como una amenaza existencial para su régimen: Estados Unidos.

Sin embargo, no está claro si la influencia de Estados Unidos en Europa disminuirá. Existen otras naciones de la unión orientadas a EE.UU.: Polonia y los Países Bálticos son ejemplos, e incluso Alemania.

El Reino Unido sigue siendo un miembro de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, junto con la mayoría de los miembros de la Unión Europea. La salida del Reino Unido no es una razón para que el resto de Europa llegue a ser más antiestadounidense – a menos que dé lugar a más éxitos electorales euroescépticos y a una mayor representación en los parlamentos de los aliados de Putin. Eso supone que los líderes de la Unión Europea no harán nada para remediar la situación. Existe todavía una posibilidad de que vayan a reaccionar al Brexit gracias al fortalecimiento de la organización y a que el núcleo, sus miembros fundadores, tratarán de salvar el sueño europeo. Si la Unión Europea se vuelve más unida sin el Reino Unido, que a menudo iba hacia la otra dirección, y si EE.UU. desempeña un papel, el Brexit puede llegar a ser un revés para los objetivos de política exterior de Putin.

Tanto la inmediata cuestión de las sanciones como el estado a largo plazo de la Unión Europea, así como su relación con EE. UU., nunca dependieron del Reino Unido tanto como de las potencias continentales de Europa. La salida del Reino Unido no va a cambiar esta situación.

Sin embargo, puede beneficiar a Putin de una manera clara: Preocupado por las reformas posteriores al Brexit y vinculado a las difíciles negociaciones de divorcio con el Reino Unido, Europa no prestará mucha atención a los Estados post-soviéticos que quieran unirse a ella, Ucrania y Georgia. La ampliación de la Unión Europea no es una opción en un futuro próximo y estas naciones también cuentan con demasiados problemas para que la Unión Europea se ocupe de ellos. Esto aumenta las posibilidades de que el intento de Ucrania por salir de la órbita de Rusia no tendrá éxito.

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