Esta semana el mundo ha sido testigo una vez más de la utilización de niños por parte del Estado islámico. ¿Pero cómo reclutan los soldados del ISIS a estos niños?
Un niño de entre 12 y 14 años al parecer fue el responsable de un ataque suicida que durante una boda en Turquía acabó con la vida de 54 personas el 20 de agosto.
Aunque el gobierno turco no tiene ahora la certeza de si se trató de un niño o un adulto, sin duda no es la única vez que las redes terroristas han utilizado niños para perpetrar ataques.
Al día siguiente, un niño fue capturado antes de que pudiera hacer estallar una bomba suicida en un colegio chií en Kirkuk, Iraq.
Durante el transcurso de la investigación para nuestro libro “Small Arms: Children and Terror”, John Horgan y yo hemos estudiado cómo el Estado Islámico introduce a niños en su red terrorista. También hemos tenido la oportunidad de reunirnos con los niños que han sido rescatados de grupos terroristas en Pakistán.
Existen diferencias importantes en la forma en la que los grupos involucran a niños en actividades militantes. Las diferencias entre los niños en grupos terroristas y los niños soldados residen en la forma en la que se reclutan a los niños y en el papel que los padres y la comunidad desempeñan en el reclutamiento.
La comprensión de estas diferencias nos ayuda a conocer cuál es la mejor manera de tratar el trauma de los niños y averiguar qué niños pueden ser rehabilitados y cuáles puede que sean vulnerables a la reincidencia cuando sean adultos.
El acceso a los jóvenes
Hemos estado investigando a los reclutadores del Califato del Estado Islámico, también llamado "Ashbal al Khilafah", durante dos años, para ver cómo está preparando a la próxima generación de combatientes. Desde que Siria está bajo su control, el Estado Islámico ha asumido el control de facto sobre los colegios y las mezquitas. Aunque muchos de los maestros sirios permanecen en los colegios, ahora deben enseñar un plan de estudios controlado por el Estado Islámico a alumnos segregados en función del género. Los padres continúan enviando a sus hijos a la escuela, a pesar de que la coacción está siempre presente. De no hacerlo, podrían poner a toda su familia en peligro. El Estado Islámico castigará a estas familias quedándose con sus casas y negándose a proporcionarles alimentos y protección.
Aquí es donde los niños aprenden de forma sistemática la ideología del Estado Islámico. El plan de estudios del colegio es poco más que el adoctrinamiento, pero acerca más a los niños entre sí para crear un efecto "banda de hermanos" y hace que los niños llamen la atención de los miembros del Estado Islámico que toma a los que presentan un potencial como reclutas y los envían a campos de entrenamiento especial. A través de un proceso de socialización y selección, el Estado Islámico hace que la entrada en el club del Califato sea considerada un privilegio y algo deseado por cualquier niño. Al limitar el acceso, el Estado Islámico crea competencia.
Es poco probable que los niños compartan los puntos de vista radicales de los adultos. Más bien, se les ha manipulado, lavado el cerebro o coaccionado. Es una tendencia que el Estado Islámico comenzó en enero de 2014 y ha aumentado de manera exponencial. Nuestras experiencias en el Valle de Swat, en Pakistán, demuestran que los niños apenas entienden la ideología del Estado Islámico. Como máximo, los niños repiten como loros lo que han escuchado de los adultos, pero no se radicalizado en ningún caso.
La facilidad de acceso a los niños parece ser el motivo principal por el que había muchos niños soldados en la década de 1990. Las milicias explotaban a huérfanos, niños de la calle o refugiados que vivían en campos de desplazados internos: los niños que carecían de la protección y supervisión de un adulto estaban especialmente en riesgo. Algunos niños de la calle, que fueron previamente organizados en bandas, eran incorporados por los terroristas en unidades militares. La facilidad con la que los grupos de milicianos acceden a los campos en busca de niños agrava el problema.
Los estudios realizados en Sri Lanka sugieren que los colegios son el destino fijo para los reclutadores. Durante el transcurso de mi investigación de campo en 2002, las madres que vivían en las zonas controladas por los rebeldes armados, los Tigres de Liberación de la Tamil Eelam, me confiaron que habían empezado a educar en casa a sus hijos por miedo a que fueran reclutados durante el día.
El niño de 15 años que fue sorprendido con explosivos en Irak esta semana había estado en un campo de desplazados internos durante una semana cuando fue enviado a hacer estallar una escuela chií. Cuando fue detenido para ser interrogado por la policía, el niño se paralizó de miedo y rápidamente se rindió.
Los niños son la última arma de los débiles. No pueden echarse atrás, pero tampoco quieren llevar a cabo la misión.
Soldados vs. niños
No son solo los grupos terroristas y las milicias los que explotan a los niños.
Los paramilitares, los grupos rebeldes y 10 gobiernos nacionales, entre ellos Chad, Costa de Marfil, la República Democrática del Congo , Libia, Myanmar , Somalia, el Sur de Sudán, Sudán, el Reino Unido y Yemen, reclutan a menores de 18 años para sus ejércitos nacionales.
El ejército de Myanmar recluta a niños en masa. La razón es que el ejército tiene que cubrir las cuotas de reclutamiento y se recompensa a los reclutadores en consecuencia. Los reclutadores obtienen un incentivo por reclutar al máximo número de niños y jóvenes posible. Si los adultos no están dispuestos a alistarse en el ejército, los niños pueden y serán capturados, amenazados y obligados a ser "voluntarios". Se instruye a los niños a mentir y decir que tienen al menos 18 años.
Los maoístas en Nepal y grupos en Palestina reclutan a niños en organizaciones culturales mucho antes de cumplir los 15 años. Los maoístas llegan incluso a secuestrar a los niños durante unas semanas para exponerlos a la propaganda del grupo y luego los dejan ir.
Al igual que con cualquier tema controvertido, la recopilación de datos es complicada. Las Naciones Unidas no proporciona sistemáticamente el número de niños militarizados, ni explica de manera explícita su metodología para llegar a ese número, diciendo en cambio que:
"Se utilizan a cientos de miles de niños como soldados en los conflictos armados en todo el mundo. Muchos niños son secuestrados y golpeados hasta la sumisión, otros se unen a grupos militares para escapar de la pobreza, defender sus comunidades, sin un sentimiento de venganza o por otras razones".
¿Voluntarios u obligados?
La voluntad de los padres para facilitar a las organizaciones extremistas acceso a sus hijos es diferente de los niños que son reclutados a la fuerza como "niños soldados". El "consentimiento " de los padres se complica aún más por las exigencias de la guerra y el entorno coercitivo en la que vive la familia. A veces, los padres permitirán a los extremistas violentos el acceso a sus hijos no porque apoyen la ideología, sino porque puede que no tengan otra opción si quieren sobrevivir.
En otras ocasiones, los padres han sido entusiastas partidarios del movimiento y animan y alabar la participación de sus hijos. Tal coacción fue evidente entre los padres del Valle de Swat en Pakistán, donde los talibanes paquistaníes fueron de puerta en puerta para exigir pagos financieros exorbitantes a los residentes. A los que no pudieron pagar – que eran la mayoría de la gente – se les obligó a entregar a uno de sus hijos.
Existen algunos programas para el tratamiento de los niños que estuvieron en organizaciones militantes, como Sabaoon en Pakistán. Existen programas de desarme, desmovilización y rehabilitación en África y Pakistán, pero la familia de un niño puede desempeñar un papel positivo en su reinserción en la sociedad.
Por medio del Estado Islámico, a menudo es la familia quien primero alienta y expone a los niños a la violencia, especialmente entre los hijos de los combatientes extranjeros. Los niños puede que necesiten ser separados de su familia – haciendo la normalización de las relaciones más desafiante. El número de niños que han estado expuestos a la violencia en el llamado Estado Islámico requiere realizar esfuerzos para abordar el trauma y determinar si estos niños son víctimas o responsables.