El columnista Leonid Bershidsky habla sobre similitudes y diferencias entre los actuales presidentes de Estados Unidos y Rusia.
Las informaciones acerca de que el presidente Donald Trump viaja con una claque –un grupo de partidarios que dan la impresión de apoyo en eventos, como una reunión reciente con el personal de la Agencia Central de Inteligencia – se han añadido a una creciente lista de formas en las que su gobierno se asemeja al del presidente ruso Vladimir De Putin.
Los paralelismos comenzaron en serio con la conferencia de prensa previa a la toma de posesión de Trump, cuando Alexei Kovalev, conocido por desacreditar la propaganda del gobierno ruso, comparó el evento con las reuniones anuales de Putin con la prensa. El artículo resonó en los periodistas occidentales, que no están acostumbrados a que el presidente se niegue a contestarles a la preguntas y que también esperan que sean agradable con ellos. También resonó en sus colegas rusos, que han estado haciendo frente a apariciones de prensa cuidadosamente preparadas y restricciones de acceso punitivas desde el primer mandato de Putin en el poder.
Durante el fin de semana, el secretario de prensa de Trump, Sean Spicer, casi invitó a comparaciones con su homólogo ruso al ofrecer "hechos alternativos" sobre el tamaño de la multitud de la toma de posesión. Con cara seria, el portavoz de Putin, Dmitri Peskov, ha negado la intervención de las tropas rusas en Crimea y el este de Ucrania y ha afirmado que un reloj de 620.000 dólares que llevaba era un regalo de su esposa, patinadora artística olímpica.
Putin también comparte la preferencia de Trump de invitar a sus partidarios a eventos donde no se espera que haya ningún problema. A principios de este mes, a través de las redes sociales de lengua rusa se filtraron informaciones acerca de que varias personas continuaron apareciendo en varias reuniones entre Putin y "rusos comunes". Una de ellas, Larisa Sergukhina, resultó ser propietaria de una pequeña empresa que trabaja en contratos del gobierno. Aunque, como los partidarios de Putin argumentaron, las mismas personas fueron legítimamente invitadas a varias reuniones en una región determinada, ya que los viajes de Putin se organizan cuidadosamente bajo una antigua tradición rusa que se remonta –al menos– al príncipe Grigory Potemkin. Ningún grupo de personas autorizada a acercarse al líder ruso es siempre al azar y nunca verá a nadie abucheando o criticando a Putin en televisión. Todo el mundo está siempre feliz de verlo.
Sin duda, la incipiente semejanza entre Trump y Putin inquieta a los estadounidenses. No están acostumbrados a que un líder se comporte como un zar. No obstante, Putin no actúa como un zar porque le guste.
Putin es una persona introvertida que no disfruta con las multitudes y dedica horas a prepararse, en la piscina, el gimnasio y generalmente por su cuenta, para afrontar el día. En grandes audiencias, Putin a menudo parece que sufre, al mostrar una mueca de cansancio e irritación. No es un llamativo orador y su mayor orgullo y placer al hablar o contestar preguntas claramente viene de un conocimiento casi sobrenatural de números y minucias. En reuniones con "gente común", Putin suele ser distante, escondiéndose detrás de una sonrisa incómoda e intentando simplificar y embastecer su discurso. Se siente incómodo y raro al tener contacto físico.
Pocos líderes han sido tan cuidadosos para ocultar a su familia de la atención del público como Putin. Sus dos hijas han vivido con nombres falsos y el Kremlin ha detenido los intentos de los medios de informar sobre su vida y proyectos.
El concepto de Putin de descanso consiste en ir a cazar o pescar a una zona remota, con tan poca gente a su alrededor como sea posible. Sin embargo, la rutina del zar incluye la presencia constante de un séquito. Aunque la credibilidad de Peskov es normalmente baja, una vez ofreció una explicación convincente para las imágenes satíricas de Putin con el busto descubierto pescando y montando a caballo:
"Si piensa que posó intencionadamente ante la cámara con el torso desnudo, se equivoca, no es así. De hecho, Putin suele estar acompañado por su fotógrafo y camarógrafo personal. Y el presidente solo vive su vida –trabaja o se divierte. A veces lo convencemos para publicar ciertas fotos y videos. Tenemos mucho más de lo que se ha publicado".
En cambio, el nuevo presidente estadounidense es sociable. Se siente claramente atraído por la energía de la muchedumbre y es muy extrovertido. A diferencia de Putin, que es conocido por sentirse incómodo en los grandes interiores dorados del Kremlin, Trump se deleita con todas las cosas de oro. El orgullo de Trump por su esposa e hijos siempre está en plena pantalla. Trump es un hombre del espectáculo, que vive una vida televisada y disfruta con la atención pública.
Tal vez la mejor manera de describir la diferencia entre Putin y Trump es a través de estos dos vídeos.
Aquí aparece Trump en un evento de la World Wrestling Entertainment:
Y aquí está Putin haciendo una demostración de judo:
Putin vive con una coraza protectora para protegerse de las interacciones no deseadas con otras personas.
Trump quiere ser admirado, ganar y ser siempre el mejor. No rehuye del contacto humano innecesario, como hace Putin – solo evita cualquier situación en la que no es el número uno.
La notable diferencia entre los dos hombres no excluye tendencias dictatoriales en ambos. Sin embargo, un dictador llamativo es probablemente más vulnerable que uno reservado – algo que debería preocupar a aquellos que ayudarán a Trump a prepararse para las inevitables negociaciones con Putin.