¿Por qué todas las noticias relativas a los recortes de la producción han sido más efectivas que los recortes en sí?
Los productores de petróleo parecen estar de enhorabuena: el precio del crudo Brent (NYMEX:XBR/USD) ha subido más de un 20% desde finales de septiembre, aunque la oferta se ha movido bastante poco.
En noviembre, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y otros productores, particularmente Rusia, acordaron recortar la producción por primera vez en 8 años. Desde entonces, los países han cumplido sus compromisos o incluso han reducido su producción más de lo esperado. Sin embargo, estos cambios son pequeños en términos absolutos, tal y como demuestran las cifras de enero publicadas por la Agencia de la Energía de EE. UU. y la OPEP:
El suministro mundial de petróleo cayó en enero 1,5 millones de barriles diarios según la AIE y 1,29 millones de barriles según la OPEP. Eso supone una reducción de poco más del 1%. Según el pronóstico de la OPEP para el primer trimestre de este año, el nivel de producción del cartel de enero - 32,13 millones de barriles diarios - supone que la oferta mundial sigue superando a la demanda.
Las reservas de petróleo comercial de los países desarrollados cayeron en enero, pero todavía superan la media de 5 años en alrededor de 299 millones de barriles. Si las existencias cayeran según lo esperado con el recorte de enero, serían necesarios 200 días o más, dependiendo de si hacemos caso a la AIE o a la OPEP, para alcanzar ese nivel medio. Por supuesto, las reservas no van a caer tan rápidamente porque el mercado aún no está equilibrado.
Los recortes no han servido de mucho para solucionar el problema del exceso de petróleo. Pero la atención que estos recortes ha atraído ha sido muy beneficiosa para los países productores de petróleo.
Arabia Saudí llevó a cabo un recorte relativamente importante en enero, reduciendo la producción en casi un 5% en comparación con el mes anterior. Pero el precio del petróleo a fines de enero seguía siendo un 21% más alto que el 27 de septiembre, un día antes de que la OPEP anunciara el acuerdo sobre los recortes. Teóricamente, si no se hubieran involucrado contratos de largo plazo y coberturas y los saudíes hubieran vendido toda su producción de petróleo al precio medio de mercado de ese mes, habrían ganado alrededor de 50 millones de dólares al día más que en agosto.
Rusia se está beneficiando incluso más. Entre agosto y noviembre, el país aumentó la producción un 4% para luego prometer unos recortes de 300.000 barriles al día. Sin embargo, según los datos de la OPEP, en enero tan solo recortó la producción en 30.000 barriles al día. Rusia ahora está bombeando más petróleo que en agosto, y el precio es más alto en estos momentos gracias en parte a los anunciados pero inexistentes recortes de la producción acordados con la OPEP.
Debido al acuerdo para recortar la producción, o más bien a todo el ruido que lo rodea, los principales países productores de petróleo van a sacar tajada de la situación. El precio actual sigue por debajo del nivel de equilibrio fiscal para Arabia Saudí y Rusia, es decir, el nivel al que estos países pueden equilibrar sus presupuestos sin devaluar la moneda nacional.
Sin embargo, ambos países tienen unos planes de endeudamiento realistas, y Rusia ha elaborado su presupuesto contando con que el precio del petróleo bajará, por lo que disfrutará de cierta flexibilidad. Otros países, como Irán e Irak, pueden equilibrar su presupuesto a los precios actuales.
Obviamente, a las principales potencias responsables de los recortes, Arabia Saudí y Rusia, no les importaría que el precio suba incluso más, pero dada la situación física del mercado, puede que esto no suceda. Deberían estar agradecidos a los frackers estadounidenses por aumentar la producción conforme aumentaba el precio; Según la Agencia de Información de Energía de Estados Unidos, la producción de crudo del país ha aumentado en unos 280.000 barriles diarios desde finales de noviembre. Hasta ahora, la OPEP y sus aliados pueden seguir anunciando a bombo y platillo sus recortes, ya que les están beneficiando enormemente.
¿Qué pasaría si la industria estadounidense intentara batir los récords de producción establecidos a mediados de 2015 (antes de que los saudíes y los rusos empezaran a bombear petróleo frenéticamente para hundir los precios y enviar a la quiebra a unas cuantas empresas estadounidenses)? La magia de los recortes de la OPEP acabará desapareciendo y las noticias sobre EE. UU. acapararán todos los titulares. Los precios volverán a caer, ya que suelen verse más afectados por las noticias que por la oferta y la demanda en sí. La OPEP y Rusia necesitarán bombear más petróleo para cumplir con sus presupuestos. El círculo vicioso volverá a repetirse, con los frackers sufriendo más pérdidas y los regímenes autoritarios del petróleo intentando publicar noticias positivas para recuperar un precio aceptable.
Con el tiempo, la escasez de inversiones a largo plazo en la industria petrolera, ocasionada por la crisis de precios de 2014-2016, probablemente empezará a afectar a las grandes potencias a la hora de aumentar la producción a voluntad.
Los descubrimientos de yacimientos petrolíferos y de gas alcanzaron su nivel más bajo en 60 años en 2016, y es poco probable que las nuevas fuentes de energía reduzcan la demanda de petróleo de forma significativa antes de que esto pase a ser un problema. Mientras tanto, los países productores de petróleo y los frackers solo tienen que seguir jugando al juego del gato y el ratón para entretener a los especuladores y mantener los precios en un nivel aceptable.