En los últimos años, las criptomonedas han pasado de ser rechazadas a ser aceptadas. Un ejemplo es Donald Trump, que antes las veía como una burbuja, pero ahora las ve como parte del futuro.
Thomas Peterffy, fundador de Interactive Brokers, a su vez, recomienda a los inversores destinar entre un 2% y un 3% de su capital al bitcoin, pero no más del 10%, debido a la alta volatilidad del activo.
El problema es que la esencia sigue siendo la misma: la mayoría de las monedas no están respaldadas por nada y su crecimiento depende más de la especulación que de aplicaciones reales.
Por ejemplo, el Dogecoin: ¿qué beneficio real tiene, al igual que otras "memecoins"? En muchos lugares no se puede usar para pagar y no se puede considerar un "almacén de valor" efectivo.
Entonces, ¿a qué se debe este repentino cambio?
En este último caso, la respuesta es sencilla: el trading de criptomonedas genera ingresos extra para el broker. Si el interés general fuera la compraventa de cartas de Pokémon, diría lo mismo sobre ellas.
En cuanto al 47º presidente de EE. UU., por un lado, estaba en plena lucha por los votos; por otro, parece estar buscando usar el bitcoin como una solución para la creciente deuda del país.
Más específicamente, quiere introducir el bitcoin en las reservas del país para aumentar su valor y luego usarlo para pagar a los acreedores. Es difícil creer que lo logre, pero estamos en lo que estamos.
Finalmente, hay que considerar que, para la Fed, al igual que para el resto de los bancos centrales, las criptomonedas son un riesgo, ya que podrían quitarles el control sobre la política monetaria.
¿Esto significa que los activos digitales nunca formarán parte del sistema financiero global?
En términos generales, es poco probable, ya que podrían generar riesgos para la estabilidad financiera. Sin embargo, algunas monedas, como el USDT, ya están siendo utilizadas, especialmente en el comercio.