En teoría, si una empresa del S&P 500 presenta unos resultados inferiores a los esperados, sus acciones deberían caer. Pero con Oracle tras publicar unas cifras peores de lo esperado, el mercado la recompensó con una subida de más del 20%. Tanto es así que, por un momento, su fundador se hizo más rico que Elon Musk.
¿Cómo pudo suceder esto?
Empezando por las cifras, el BPA ajustado fue de 1,47 $, cuando se esperaban 1,48 $. Los ingresos fueron de 14.930 millones $, frente a los 15.030 millones previstos. Para colmo, Oracle anunció que gastará 35.000 millones $ en Capex en 2026, muy por encima de los 25.000 millones que se esperaban.
El truco estaba en la cartera de pedidos, que alcanzó los 455.000 millones, tras sumar 317.000 millones solo en el último trimestre. Además, según Oracle, los ingresos de su infraestructura en la nube crecerán de los 10.000 millones actuales a la friolera de 144.000 millones en cinco años.
Al día siguiente, la euforia aumentó con la noticia de que OpenAI (creador de ChatGPT) había firmado un contrato de cinco años y 300.000 millones con Oracle en capacidad de cómputo. Para ponerlo en contexto, toda la facturación anual de Oracle para el año fiscal 2025 es de 57.400 millones.
¿Cuál es el problema?
El enorme gasto de Capex expone a Oracle a un riesgo. Si no logra cumplir sus previsiones de ingresos, podría enfrentarse a rebajas de calificación, dificultades de refinanciación y, en el peor de los casos, problemas de liquidez. Y en tiempos de crisis, las empresas tienden a recortar o cancelar sus compromisos a largo plazo.
Dicho esto, por muy caliente que esté ahora la acción de Oracle, conviene mantener la prudencia.