Conoce a Bart Jansen. Tiene 36 años y es de los Países Bajos. Coloca paneles solares en los techos para ganarse la vida. Tiene hijos y en su tiempo libre, convierte animales muertos en vehículos de control remoto exóticos.
Todo comenzó en 2012, cuando un coche atropelló a su gato Orville.
Jansen pensó que sería una pena enterrar a su difunto amigo felino, por lo que se inspiró en el tocayo de su mascota -Orville Wright, uno de los hermanos Wright, los inventores del primer avión. Así que Jansen conservó a Orville y lo convirtió en un quadcopter personalizado.
La respuesta fue enorme. Jansen había pedido la ayuda del ingeniero técnico Arjen Beltman para diseñar y ayudar a volar a su "creación mitad gato, mitad máquina".
Según the Los Angeles Times, el dron poco convencional causó una "indignación mundial" después de que sus imágenes se hicieran virales. Posteriormente, El "Orvillecopter", como lo llama Jansen, fue expuesto en el festival de arte Kunstrai en Ámsterdam.
Después de ese éxito, Jansen se volvió más ambicioso. En 2013, su próximo proyecto fue de nuevo utilizando un animal disecado como base, pero esta vez mucho más grande: un avestruz.
Arjen Beltman volvió a ofrecerle sus servicios como ingeniero y piloto- "Sin Arjen no habría animales que vuelan. Yo construyo lo de fuera y él hace toda lo electrónico," afirmó Jansen. Según una entrevista que Jansen concedió a la revista Wired en ese momento, RC Technics también le proporcionó apoyo financiero para el proyecto.
Jansen explicó a Wired: "Conseguir la forma fue la parte más difícil. Miré cientos de fotografías de avestruces vivas, muertas y despellejadas para probar y averiguar cómo era su cuerpo. Luego tuve que colocar la piel a su alrededor y descubrí que en algunas partes tenía demasiada espuma y en otras no la suficiente. Después, la piel se puso un poco mohosa y tuve que llevarlo de nuevo al desecador para que lo tratara".
Beltman volvió a la carga con un proyecto en solitario en 2014, dándole a la rata muerta de un estudiante el tratamiento Orville.
Pepeijn Bruins, de 13 años, dijo refiriéndose a su mascota "Ratjetoe": "Cuando supe que tenía cáncer y el veterinario tuvo que sacrificarla, me enfadé. Había visto a Bart y Arjen y a su gato volador, así que le pregunté a mi padre si sería posible que mi rata volará". Beltman estaba muy feliz de complacerlo, al transformar el roedor muerto en una máquina voladora teledirigida.
En 2014, Jansen llevó a cabo otro proyecto que recibió menos atención mediática que los anteriores, pero no fue menos impresionante.
Jansen consiguió un pequeño tiburón de punta blanca de arrecife, que murió de una infección bacteriana, de un acuario de la zona y unió las alas y el motor de un avión al animal antes de ponerlo a volar, creando así lo que denominó "sharkjet".
Aquí se incluye un video del "sharkjet" en funcionamiento:
Cuando un amigo le ofreció un tejón muerto, Jansen aceptó de inmediato y pronto le asignó un uso: un submarino. El proyecto se denominó "Das Boot", un juego de palabras con la famosa película del submarino alemán y la palabra holandesa "Das" que significa "tejón".
Sin embargo, este proyecto tuvo algunas dificultades. Jansen luchó para encontrar un laboratorio que estuviese dispuesto a "plastinar" la piel del tejón- un método de conservación que se podría utilizar para hacerlo impermeable.
La plastinación es la técnica que inventó el anatomista Gunther von Hagens y que mostró en la exposición "Body Worlds", con un gorila conservado utilizando el método.