El 20 de noviembre, la estación cumplirá exactamente 20 años. En honor a esto, la tripulación de la EEI ha llevado a cabo una sesión fotográfica de las instalaciones, la primera desde 2011.
La primera tripulación de la Estación Espacial Internacional llegó en noviembre de 2000, y esta ha estado habitada desde entonces. “No creo que la gente sea consciente de lo genial que es la EEI”, dijo en 2017 Elon Musk, cuya empresa SpaceX ha ganado miles de millones construyendo y lanzando vehículos para dar servicio a la estación.
“Tenemos una estación espacial gigantesca, es enorme”, continuó. “Es realmente gigantesca. Una estructura increíble orbitando alrededor de la Tierra. Deberíamos hacer algo para educar al público sobre lo maravillosa que es”.
La NASA y Roscosmos, las agencias espaciales estadounidenses y rusas que operan la estación de 150.000 millones de dólares, contribuyeron a ese esfuerzo educativo enviando una nave espacial Soyuz en un vuelo alrededor de la estación. Es realmente increíble:
La tripulación a bordo de la Soyuz tomó las primeras fotos detalladas del exterior de la estación en 2011, cuando la última misión del transbordador espacial realizó la maniobra. Las fotos también anticipan el 20º aniversario de la estación, marcado por el lanzamiento del módulo Zarya el 20 de noviembre de 1998.
Zarya es el módulo del nodo central de la estación cuyos paneles solares están plegados en forma dentada.
En realidad, su aspecto no ha cambiado demasiado desde 2011, cuando se completó la mayor parte de la estructura prevista de la estación. A modo de comparación, esta foto es de una misión del transbordador de 2010.
Una de las nuevas estructuras es BEAM, el Módulo de Actividad Expandible de Bigelow, construido por una empresa de hábitat de espacios comerciales e instalado en 2016. Este se puede apreciar en la parte superior izquierda de esta foto.
Las fotos de cerca de la estación espacial le dan una sensación de intemperie, apropiada para un vehículo que ha estado orbitando alrededor del planeta a 28.163 km/h durante las últimas dos décadas.
Mantenerla en buen estado requiere mucho trabajo por parte de su tripulación de astronautas y cosmonautas, en las caminatas espaciales y en el laberinto de cableado y plomería dentro de la estación, tal y como lo demuestra la ingeniera de vuelo Serena Auñón-Canciller mientras realiza el mantenimiento de los sistemas de soporte vital.