Psicodelia del creador de Vine
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Casey Newton, periodista de la publicación The Verge, ha sido uno de los primeros afortunados que ha probado la aplicación Byte, y ha compartido sus experiencias.

Como Dom Hofmann se hizo adulto en una época anterior al desarrollo de software, dedicó su juventud a improvisar proyectos creativos utilizando las herramientas que había en aquel tiempo. Entre ellas, Visual Basic para programar a nivel de principiante, Dreamweaver para publicar en Internet, y Mario Paint, de Super Nintendo, para dibujar y hacer canciones. Herramientas de este tipo animaban a realizar una cierta piratería informática sin un propósito claro, y Hofmann se aprovechó de ella cuando empezó a desarrollar software por su cuenta. El resultado fue Vine, una aplicación que graba vídeos de reproducción en bucle de 6 segundos que creó junto a Rus Yusupov y Colin Kroll. A los ejecutivos de Twitter les gustó tanto que la compraron por 30 millones de dólares aun cuando aún seguía en fase beta.

Vine terminó convirtiéndose en un sitio popular de temática variada como comedia, música y videoclips deportivos, entre otros. Hofmann se fue de Vine en otoño de 2013, pero seguía fascinado con las herramientas creativas. Hofmann se dio cuenta de que su hermano menor, que tiene 14 años, no tenía casi ninguna experiencia utilizando un ordenador que no fuera un teléfono inteligente. Se preguntó si podría tomar las herramientas creativas de su juventud y reducirlas a algo que pudiera caber en un iPhone.

Las pruebas de Hofmann le llevaron a crear Byte, una app increíblemente ambiciosa para iPhone, que entra en fase beta hoy mismo. (Se espera lanzarla al público en julio; y la versión para Android vendrá a finales de año). Byte es una herramienta creativa y una red social. Sobre todo, es un parque de juegos: si Vine animaba a la creatividad ofreciéndote restricciones, el objetivo de Byte es destruir la noción de restricciones y ver lo que surge del caos.

Lo más familiar que tiene Byte es su estructura básica. Como ya sucedía en Vine o Instagram, hay un mecanismo de alimentación de creaciones de la gente a la que sigues, de alimentación de actividades, y un lugar donde editar tu perfil. La apuesta de Byte por el descubrimiento es un botón con forma de cohete que te lleva a otros «mundos», es decir, a colecciones temáticas de contenidos que pueden tratar de cualquier cosa. (Piensen en algo parecido a los subreddits).

Pero el corazón de Byte es su herramienta de creación, que encontrará en el centro de la fila inferior de botones al abrir la aplicación. Tóquela y encontrará un gradiente de colores elegidos al azar a modo de lienzo. Toque de nuevo el lienzo y aparecerá en pantalla una escalera de botones. En la parte inferior derecha, hay una cámara que puede utilizar para tomar fotos e insertarlas en su creación. Al igual que en Snapchat, hay diversas herramientas para agregar textos o dibujos con un dedo.

Una de las funciones más originales de Byte es un botón de «sonido», que permite crear pequeñas melodías que se reproducen en bucle en sus creaciones. Se crean mediante prueba y error, insertando ideogramas «emoji» en una cuadrícula. Esta función se inspiró en el compositor de Mario Paint, y al igual que en ese juego, se ha diseñado para ser flexible. «No se puede componer nada que suene mal a menos que se haga a propósito»—comenta Hofmann.

La herramienta más ambiciosa de Byte es el ordenador, una lanzadera integrada de aplicaciones que permite obtener diversas imágenes, textos y «memes» para su uso en sus creaciones de Byte. Una aplicación que se llama Trendy te proporciona titulares de noticias; otra que se llama Drizzy te ofrece citas conocidas e imágenes; y Weather se comporta de la manera esperada.

El contenido se selecciona al azar, pero puede explorarlo tocando las flechas que hay a cada lado del rectángulo que encierra el contenido. Y aún se espera que haya más opciones en el ordenador: Hofmann planea permitir a los desarrolladores escribir sus propias aplicaciones para Byte usando una interfaz de aplicaciones (API, por su sigla en inglés).

En mi primera creación de Byte, me hice una foto, agregué varias imágenes GIF de reproducción en bucle de delfines nadando y escribí el texto «fiesta con delfines». Usando la herramienta de varita mágica, agregué un efecto de fuegos artificiales al texto, lo que hizo lanzar continuamente versiones más pequeñas de la creación. El resultado fue como una fiesta de pesadillas con imágenes GIF sacadas de GeoCities 1998, y debo admitir que quedé bastante contento.

Derecha: mi fiesta de delfines. Izquierda: remix de Hofmann

Hay mucho más que se podrá hacer cuando la aplicación Byte esté completamente terminada. Podrá hacer combinaciones en sus creaciones, mezclando componentes con otros elementos nuevos que usted quiera incorporar. Podrá compartir sus creaciones en Instagram, Vine o en la Web, o guardarlas en su cámara. Y Hofmann dice que hay muchas más cosas en camino, incluyendo una función llamada «bloques» que insertará capacidades de programación en Byte usando la misma interfaz de cuadrículas que utiliza la función de música.

Es una función radicalmente distinta del simple tocar y esperar de Vine, aunque Hofmann dice que existe una conexión espiritual. Vine trataba del tiempo como dispositivo narrativo—comenta—sin embargo Byte trata del espacio. «La mayoría de la gente no está habituada a organizar las cosas utilizando un software»—dice—«Con muchas cosas no resulta nada sencillo hacerlo así».

Esta aplicación tiene otro par de buenas ideas. Una es que la línea entre las aplicaciones y los medios que ellas crean cada vez queda más difuminada. Y Byte supone un esfuerzo por difuminarla aún más.

«Una interfaz de usuario perfecta, con un diseño superior, y que conste de dos o tres colores; es algo que evolucionó de los viejos ordenadores que poco podían hacer»—comenta—«Era lo mejor que sabían hacer con una interfaz gráfica de usuario (GUI, por su sigla en inglés). Pero no hay ninguna razón por la que una interfaz de usuario no pueda ser una parte de los medios».

La otra buena idea vuelve al espacio. El equipo de nueve personas de Byte, que ha recaudado una suma no revelada de dinero, ya ha empezado a pensar en llevar a Byte a la tercera dimensión. Podrían desarrollarla para empresas como HoloLens u Oculus. «Queremos terminar trabajando en 3D»—dice Hofmann. Eso comienza con permitir a la gente jugar con el espacio en su teléfono, aunque luego esperarán que esa capacidad se pueda ampliar con el tiempo a otros dispositivos de hardware.

Las herramientas más creativas luchan por buscar públicos mayores en los dispositivos móviles, aun cuando provengan de importantes compañías de desarrollo. Super, una app que realiza pequeñas postales emotivas creada por el cofundador de Twitter, Biz Stone, ha perdido protagonismo. Mixel, una aplicación que crea «collages» y que además permite importar imágenes de la Web y hacer combinaciones de creaciones de varias personas, ha cerrado por falta de uso. Byte, me recuerda mucho a NewHive, un lienzo parecido, sin restricciones, para poder expresarse de forma creativa, y que abrió el año pasado. Al igual que Byte, NewHive es un país de las maravillas con un llamativo color de neón, repleto de textos, imágenes GIF y «memes». Pero, aunque el diseño que allí se incluye es bonito, no está claro que tenga una aceptación generalizada.

Hofmann dice que sus ambiciones respecto a Byte son modestas. «La expectativa no es convertir a Byte en algo muy grande»—comenta—«Creo que será un proceso lento hasta que se consuma finalmente». Al margen de lo que suceda, Byte es una aventura cuyo resultado merecerá la pena esperar. Las herramientas creativas de la era de los ordenadores de sobremesa están migrando lentamente hacia los dispositivos móviles, pero los resultados están siendo un tanto extraños.

Fuente: The Verge

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