SpaceX ha necesitado varios años de rigurosas inspecciones y una demanda para ganarse el derecho a poder realizar el lanzamiento de satélites militares. Parece que ahora la empresa ha ganado su primera competición debido a las sanciones estadounidenses que prohíben hacer negocios con Rusia en ciertas áreas.
El acuerdo se cerró ayer con un contrato para lanzar un satélite GPS de próxima generación para la Fuerza Aérea, que se utilizará tanto para fines privados como gubernamentales.
United Launch Alliance, una empresa conjunta de Boeing y Lockheed Martin que ha mantenido el monopolio de los lanzamientos de seguridad nacional desde el 2006, dijo a Reuters que no pueden participar ya que su cohete Atlas utiliza motores rusos.
Eso deja a SpaceX como el único ganador posible. Aunque la compañía no ha confirmado oficialmente la participación en el concurso, fuentes de la empresa informaron de que la solicitud había sido presentada.
Pero la perspectiva de ganar sin un oponente no le gusta al director ejecutivo de SpaceX, Elon Musk, quien calificó la retirada de ULA en una carta al Departamento de Defensa en octubre como «una política arriesgada».
Después de que Rusia se anexionara a Crimea y brindara su apoyo a los separatistas en el este de Ucrania en 2014, los legisladores estadounidenses prohibieron futuras compras de motores RD-180 para cohetes de lanzamiento de satélites militares en un intento de no financiar el complejo militar-industrial de Rusia. Se cree que un modelo renovado defectuoso del motor de Rusia fue el culpable de la destrucción de una misión espacial orbital ATK a la Estación Espacial Internacional el año pasado, aunque no se baraja la posibilidad del sabotaje.
Las sanciones contra Rusia se convirtieron en problemas para ULA: El lanzamiento de sus cohetes Atlas, que utilizan el motor RD-180, ya cuesta más que el cohete Falcon 9 de SpaceX, y su alternativa de fabricación estadounidense, el Delta, es aún más cara.
Según las propias cifras de las empresas:
- el lanzamiento de un Falcon 9 cuesta entre 80 y 90 millones de dólares;
- el de un Atlas 164 millones de dólares;
- y el de un pesado Delta IV 350 millones de dólares.
La propia agencia de contabilidad del gobierno estadounidense sostiene que el lanzamiento medio de un ULA es aún más caro, unos 400 millones de dólares por lanzamiento.
ULA tiene una asociación con la startup espacial de Jeff Bezos, Blue Origin, para desarrollar un nuevo motor, más barato, de fabricación estadounidense, pero pasarán años hasta que esté listo.
Mientras tanto, ULA ha presionado al Congreso para poner fin a la prohibición de comprar cohetes rusos, con el fin de asegurarse de que SpaceX no le arrebata el monopolio actual sobre los lanzamientos de seguridad nacional. Según los comentarios de Musk, SpaceX cree que este movimiento es deshonesto. Pero hay un problema: el proyecto de los cohetes de SpaceX se paralizó debido a un error en un lanzamiento a principios de este año, lo que retrasó varios lanzamientos comerciales. La empresa se compromete volver al servicio a finales de diciembre.
Como solución de compromiso, las dos cámaras del parlamento de Estados Unidos acordaron aprobar la adquisición de otros cuatro motores RD-180 para uso militar; Obama también dijo que estaba listo para firmar el documento. ULA cuenta con cinco cohetes RD-180 en su inventario. Pero la empresa afirma que ya han sido reservados para vuelos comerciales y no pueden depender de la aprobación de la suspensión, independientemente de lo probable que esta sea.
El ejército de Estados Unidos es uno de los mayores compradores del mundo de servicios espaciales. Planea gastar al menos 1,5 mil millones de dólares en 2015 en lanzamientos de seguridad nacional.