El alboroto de este fin de semana en relación a un posible cambio en la forma de mostrar los tweets ofreció al director ejecutivo Jack Dorsey un crudo recordatorio de lo difícil que va a ser solucionar el problema de Twitter.
Twitter (NYSE: TWTR) ha estado sometida a una intensa presión de Wall Street para llevar a cabo los cambios necesarios en el producto y que su base de usuarios crezca y se convierta en una aplicación de medios sociales más convencional. Sus acciones se han desplomado, y el crecimiento se ha ralentizado. Pero cada vez que surge un indicio de una actualización que podría modificar la forma de conectarse a Twitter, los usuarios se enfadan.
Después de que Buzzfeed informara la noche del viernes de que Twitter tenía la intención de hacer su línea del tiempo un poco más algorítmica, lo que haría que los tweets más populares aparecieran en primer lugar en vez de en orden cronológico, se produjo un alboroto que hizo que el hashtag #RIPTwitter fuera tendencia en la misma red social. Los usuarios se comprometieron a abandonar el servicio si se produjera el cambio, y expresaron su enfado con un GIF de un hombre de negocios que salta por la ventana en un episodio de Los Simpson y el personaje de Steve Carell en The Office diciendo «NOOOOO».
Este fue otro ejemplo de la exhibición espectacular de los usuarios de redes sociales, que muestran su preocupación ante los cambios en un servicio que utilizan de forma gratuita. Una reacción semejante se produjo hace unos meses, cuando Twitter pidió a sus usuarios que le dieran al «corazón» en lugar de hacer clic en «favorito» en los tweets, cuando la compañía dijo que no le importaría abandonar sus 140 caracteres por publicaciones o cuando la pestaña Momentos se colocó por delante de la de Notificaciones.
El problema de la gente es que parece estar de acuerdo con que Twitter tiene fallos, pero no tienen solución y no les gustan los cambios. Twitter no puede permitirse el lujo de escuchar solo a sus usuarios más expresivos. La empresa tiene la ventaja de contar con personas famosas, políticos, periodistas y otros comentaristas y aparte de eso necesita tener en cuenta todos los datos provenientes de las pruebas del producto. Y rápido.
En el último año, las acciones han caído más de la mitad, lo que ha puesto a la empresa en el punto de mira días antes de que aparezcan publicados los informes de ganancias el 10 de febrero, cuando los analistas pronostican otra desaceleración en el crecimiento de los ingresos. La compañía ha registrado un crecimiento más lento de usuarios desde su oferta pública inicial en noviembre de 2013 y ha sido testigo de una serie de salidas de ejecutivos de productos e ingeniería.
En octubre, su cofundador Dorsey volvió a ser nombrado director general con el compromiso de hacer que el producto sea más fácil de usar y el objetivo de volver a evaluar las funciones más icónicas del sitio.
Pero incluso él sintió la necesidad de defender a la empresa el sábado, con una publicación en la que explicaba que los cambios que se produzcan en Twitter harían que mejorara la eficacia del sitio en tiempo real. Este dijo:
«Quiero que sepan que siempre les estamos escuchando», dijo. «Twitter está aquí para quedarse haciéndolo más Twitteril».
Twitter no es la única red social que enfrenta a la reacción de los usuarios. Facebook sufrió protestas generalizadas cuando se introdujo el servicio de noticias, pero se quedó con el cambio. Ahora es una de las razones principales que hacen que el sitio sea es tan adictivo.
Aún así, algunos de los empleados de Twitter no pueden evitar sentirse afectados por el alboroto. En la red social Brandon Carpenter, que trabaja en la aplicación iOS de la compañía, dijo:
«Gente, en serio. No somos idiotas. Dejad de especular sobre cómo vamos a arruinar Twitter».
Por mucho que Carpenter lo pida, lo más probable es que los usuarios no dejen de quejarse.