La nueva era de los vuelos espaciales
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Fue como una escena sacada de una película de ciencia ficción. Un cohete blanco, con forma de lápiz inclinándose hacia abajo a través de un neblinoso cielo azul, para posteriormente aterrizar con elegancia en medio de nubes de humo. Todo sobre una plataforma flotante automatizada en las agitadas aguas del Atlántico.

En ese momento, Elon Musk superó otro hito en su intento de dominar el espacio comercial, y algún día, enviar seres humanos a Marte.

Vaya semana para Musk. Días después de la triunfal presentación del último coche eléctrico de Tesla, la empresa SpaceX conquistó Internet cuando miles de personas sintonizaron para ver el lanzamiento del cohete Falcon 9 y, aproximadamente ocho minutos más tarde, su espectacular primer aterrizaje en el mar.

En el centro de control de la empresa en Hawthorne, California, una multitud de empleados prorrumpió en vítores. El presidente Barack Obama y el astronauta del Apolo Buzz Aldrin, que estuvo en la Luna hace casi medio siglo, fueron de los primeros en enviar saludos de todo el mundo.

Con su fanfarronería característica, Musk pronto escribió en Twitter:

"Las billetes para ir a hoteles orbitales, la Luna y Marte costarán mucho menos de lo que la gente piensa".

Si eso suena exagerado, pocos podrían negar la importancia simbólica del momento en que se anunció una nueva era de cohetes reutilizables y asequibles, ya que trajo de vuelta el entusiasmo y el drama de los lanzamientos a la Luna y los primeros días de los transbordadores espaciales de una generación atrás.

Un insolente advenedizo

Según Marco Cáceres, analista senior de la consultora Teal Group en Fairfax (Virginia):

"Este es el inicio de la nueva era espacial. La NASA ha estado intentando recrear la emoción de la era Apollo. Elon Musk lo acaba de hacer”.

Durante mucho tiempo considerado un presuntuoso advenedizo que intentaba pisarles los talones a los gigantes aeroespaciales, Space Exploration Technologies Corp. está madurando 14 años después de ser fundada por Musk con el elevado – y muchos han dicho poco realista – objetivo de revolucionar las naves espaciales y colonizar Marte. Dejando de lado los viajes al planeta rojo, SpaceX se encuentra ahora a poca distancia de conseguir una posición dominante en el negocio de la carga útil. Planea llevar a cabo 18 misiones este año, tres veces más que en 2015.

Esta es una meta muy ambiciosa en una industria conocida por los retrasos y contratiempos. Y el lanzamiento del viernes – un viaje de suministro a la Estación Espacial Internacional – fue solo el tercero en lo que va de este año. Sin embargo, si SpaceX llega a su destino, lanzará más cohetes al espacio que cualquiera de sus competidores en EE.UU., Francia, Rusia y China, y logrará una ritmo de lanzamientos no visto desde el final de la Guerra Fría.

Aterrizaje en plataforma flotante

El cohete Falcon 9 de SpaceX tras aterrizar en una plataforma flotante.

El cohete propulsor que aterrizó en la plataforma flotante el viernes será llevado al puerto y probado en la tierra; si todo va bien, podría volver a volar de nuevo en junio. En la segunda mitad de este año, Musk espera que SpaceX lance – y recupere – cohetes cada dos o tres semanas.

"Tendremos éxito, irónicamente, cuando se vuelva aburrido", declaró Musk en una conferencia de prensa con la NASA el viernes. "Cuando digamos, 'Oh sí, otro aterrizaje, vale, ninguna noticia nueva’”.

Ese será un mal día para los competidores como Arianespace en Europa, que trabaja con el Ariane 5, y la United Launch Alliance (ULA), una empresa conjunta de Boeing y Lockheed Martin Corp. Estos están luchando por igualar los precios más bajos de SpaceX y el ambiente de ritmo veloz de Silicon Valley. Los cohetes reutilizables, de los que una vez se burlaron los jugadores de renombre por considerarlos una quimera, están ahora los primeros en las agendas de todos.

Los costes de lanzamiento

El coste de lanzamiento de un Falcon 9 es el 61,2 millones de dólares, según la web de la empresa. Compañías de lanzamiento de reconocido prestigio no serán capaces de igualar los costes de lanzamiento de SpaceX en años.

El precio que hubo que pagar para el lanzamiento de un cohete Atlas V de ULA, que no es reutilizable, fue de 184 millones de dólares hace dos años. ULA ha tenido éxito en conseguir que el precio bajara un tercio hasta el momento, pero no caerá por debajo de los 100 millones de dólares hasta 2019 como muy pronto.

La NASA, que puso fin a su programa de 30 años de transbordadores espaciales en 2011, está ahora asociada con la industria privada para transportar tanto cargamento como tripulación.

La cápsula Dragon de SpaceX, llena con 3.175 kg de cargamento, suministros y un módulo de extensión hinchable, llegó a la estación espacial en órbita sobre Argelia el domingo por la mañana, hora de Nueva York. Dragon está programada para regresar a la Tierra y amerizar en el Océano Pacífico el 11 de mayo.

Las agencias gubernamentales como la NASA solo son uno de los tres mercados para los proveedores de lanzamientos espaciales como SpaceX. Las compañías de satélites dependen de cohetes para poner su equipo de comunicaciones en órbita.

Otro es el mercado de defensa nacional de 70 mil millones de dólares, que incluye misiones altamente delicadas para los militares. SpaceX ha pujado por un contrato para lanzar satélites GPS para la Fuerza Aérea de EE.UU.

Un ciclo reducido

SpaceX también tiene una ventaja al jugar fuera del viejo sistema de contratación aeroespacial, que se basa en múltiples contratistas y subcontratistas. Empresas del sector aeroespacial heredadas tienen largas cadenas de suministro con pruebas incorporadas, documentación y procedimientos de adquisición que aumentan los costes.

SpaceX no solo construye el cohete Falcon 9, sino también los motores Merlin en la misma empresa. El reducido ciclo entre el diseño, la fabricación y las pruebas de prototipos es un enfoque de Silicon Valley, según describe la firma consultora Alix Partners en un informe reciente. David Wireman, analista aeroespacial de Alix Partners ha declarado:

"El hecho de que SpaceX fabrique sus propios motores es un problema realmente grave. Los motores son una parte importante del coste de cualquier cohete. SpaceX ha roto la cadena de suministro".

En las conferencias de la industria, pobladas en gran parte por hombres de mediana edad con trajes grises, se pueden detectar los empleados de SpaceX, en parte, por los logotipos de sus chaquetas y por su aspecto juvenil. SpaceX tiene aproximadamente 5.000 empleados; la edad media de sus ingenieros es de 32 años.

La empresa SES de Luxemburgo voló por primera vez con SpaceX en 2013, y ha firmado un contrato por otros cuatro lanzamientos hasta el año 2017. Al igual que otras empresas que necesitan lanzar satélites en órbita, a SES le gustó la visión de SpaceX, así como sus bajos precios y el rápido desarrollo de la empresa.

Según comenta el Director Técnico de SES, Halivell Martin, en una entrevista, "La diferencia fundamental de SpaceX con respecto a otras empresas es su misión, y esa misión es ir a Marte. Esto es algo absolutamente único dentro de la industria. Es verdadera pasión la que sienten Elon y cada uno de los miembros de la empresa".

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