Samsung culpa a los defectos de batería y diseño por las explosiones del Galaxy Note 7
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El conglomerado surcoreano Samsung ha culpado a los problemas de fabricación de las baterías y fallos del diseño por los accidentes ocurridos con su smartphone Galaxy Note 7, y ha pedido disculpas a sus clientes y proveedores.

En una conferencia de prensa que tuvo lugar esta mañana en Corea del Sur, Samsung (KRX: 005930) y expertos externos declararon que las baterías hechas por dos proveedores contenían defectos que hacían que los teléfonos se sobrecalentaran, y en varios casos se incendiaran. Sin embargo, también citaron lo que según ellos eran fallos en el diseño del teléfono, incluyendo un revestimiento inusualmente delgado entre los electrodos de la batería.

Samsung ha indicado que formará un grupo de asesoramiento externo de baterías, y que agregará equipos centrados en asegurarse de la calidad de cada componente central del dispositivo.

Por su parte Koh Dong-jin, presidente de la unidad de Comunicaciones Móviles de Samsung ha señalado:

“Estamos asumiendo la responsabilidad de nuestro fracaso para identificar y verificar los problemas derivados del diseño de la batería y el proceso de fabricación antes del lanzamiento del Note 7”.

Durante la presentación de casi una hora, Samsung ofreció una explicación técnica extensa de los problemas con la batería pero proporcionó pocos detalles sobre las averías que hicieron que la compañía no pudiera identificar los problemas.

La cancelación del Galaxy Note 7 ha sido un desastre de relaciones públicas sin precedentes para Samsung, el mayor fabricante de smartphones del mundo. También le ha costado a la empresa miles de millones de dólares y, algunos críticos de Corea del Sur, incluso ha cuestionado el modelo de negocio que ha hecho le ha dado a Samsung tanto éxito.

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La manera en que la compañía manejó la retirada de los teléfonos también enfureció a los reguladores y confundió a muchos cuando intentó devolver millones de teléfonos en todo el mundo.

Parte del problema residía en el hecho de que con el Note 7, Samsung había sido empujado al límite, según declararon representantes de la compañía. Aceleró el lanzamiento del teléfono al mercado antes de que Apple pusiera a la venta el iPhone 7. La producción acelerada también se vio impulsada por el miedo; Huawei, Xiaomi y otros fabricantes de teléfonos móviles chinos estaban alcanzándolos. Con la aportación de nuevas características en el Note 7, como impermeabilización y escaneo del iris para una mayor seguridad, Samsung también quería demostrar que era más que un seguidor rápido.

Aunque Samsung señaló principalmente a los fallos en la fabricación durante la conferencia, los científicos de la batería señalan que las agresivas decisiones de diseño aumentaron las probabilidades de que hubiera problemas.

En el Note 7, Samsung optó por un separador excepcionalmente fino en su batería. Este componente crítico, que se encuentra entre los dos electrodos de una batería, puede provocar que se incendie si se avería, varía de grosor o se daña por la presión exterior.

La decisión de Samsung de desafiar los límites de la tecnología de las baterías dejó poco margen de seguridad en caso haber problemas, como la presión sobre la cubierta de un teléfono inteligente, dijeron dos científicos.

“La administración obligó a sus ingenieros a hacer que el separador de la batería fuera muy delgado”, indica Qichao Hu, fundador de la startup de baterías SolidEnergy Systems. Asimismo agregó que hacer eso podría aumentar la probabilidad de incendios o explosiones en las baterías.

Además de los defectos de diseño, Samsung y expertos externos dijeron que los problemas de fabricación también tuvieron culpa. Por ejemplo, las explosiones iniciales fueron causadas ​​en parte por los componentes del electrodo negativo en la esquina superior derecha de la batería se desviaban, dando lugar a un cortocircuito. Las baterías que provenían de un segundo proveedor tenían defectos en la soldadura, y algunos teléfonos también carecían de cinta protectora.

Si la excesiva insistencia de Samsung en la velocidad y las presiones internas para superar a sus rivales fueron en parte culpables de los fallos del Note 7, otros afirman que la forma en que la compañía manejó la situación indicaba problemas de gestión mucho más amplios.

“La forma tan deficiente en que manejaron la primera retirada sugiere que tienen problemas para aceptar los problemas hasta que estos llegan a ser demasiado grandes, y no les queda más remedio que enfrentarlos”, apunta Willy C. Shih, profesor de la Harvard Business School.

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Cuando comenzaron a acumularse informes sobre explosiones de Galaxy Note 7, Samsung rápidamente culpó a las baterías defectuosas de uno de sus dos proveedores, Samsung SDI. A principios de septiembre, tomó la decisión de retirar 2,5 millones de dispositivos a nivel mundial, y continuó enviando teléfonos con baterías del otro proveedor, ATL, ofreciéndolos como reemplazos seguros.

Pero algunos de ellos comenzaron a incendiarse, también.

El 6 de octubre, un avión de Southwest Airlines fue evacuado después de que un Note 7 comenzara a echar humo.

La decisión de abandonar el Galaxy Note 7 le costó a Samsung una cantidad estimada de 7 billones de won, o lo que son 6,2 mil millones de dólares.

Un artículo en el principal periódico de Corea del Sur, The Chosun Ilbo, indicó costes aún mayores. Asimismo señalaba:

“El desastre del Galaxy Note muestra que el modelo de negocio que le trajo a Samsung un éxito tras otro, ha llegado a su límite”.

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