Empresas petrolíferas, del carbón o del transporte aéreo activan su acción lobista mientras se discute cada artículo y apartado del acuerdo que debe salir de la COP21.
Cada artículo que compondrá el acuerdo sobre cambio climático que se prepara en la cumbre de París (COP21) es una lucha de negociaciones. Todos los apartados tienen varias opciones que, a su vez, contienen múltiples partes para escoger y concretar. Casi cada frase se discute. Así que es un campo más que fértil para influir y presionar según los intereses. Es decir, terreno abonado para los grupos de presión: los lobbies que en Francia también están actuando a pleno pulmón.
No se trata únicamente de que hasta un 20% del presupuesto de la COP21 (unos 185 millones de euros) provenga de grupos empresariales, sino de la presencia de grandes corporaciones en las discusiones sobre el cambio climático. Los patrocinadores acudieron a la llamada del presidente de la conferencia, Laurent Fabius, que pidió colaboración en «el evento internacional más grande jamás organizado en suelo francés». Pero la ONU tiene además abierto un grupo denominado BINGO (Bussines and Industry) que actúa como observador con el mismo estatus que las ONG.
Así que en los entresijos del acuerdo hay una nutrida representación empresarial apostando por su manera de ver el calentamiento global. De hecho, unos dos tercios de las emisiones de gas de efecto invernadero en todo el mundo (al menos desde el siglo XIX hasta 2010) fueron causadas por un grupo de 90 empresas, según expuso Richard Heede, del Instituto de Contabilidad Climática en un estudio de 2013.
Sin ir más lejos, las dos gigantes de la energía francesa, EDF (Electricité de France) y Engie son omnipresentes en la COP21. De hecho, el Estado francés posee aún el 84% de la primera y el 33% de la segunda. El Observatorio Europeo de Corporaciones (que se dedica a analizar los grupos de presión) considera que Francia «está aprovechando la cumbre para promocionar sus dos campeones nacionales de la energía». Las plantas energéticas de ambos grupos emiten unos 151 millones de toneladas de CO2 cada año.
Captura del carbono
Entre los más activos del grupo BINGO, se encuentra la organización IPIECA. Responde al nombre de Asociación de Productores Internacionales de Petróleo para la Conservación Medioambiental. En sus filas se incluyen BP, Chevron, Exxon, Shell, Repsol.... Su oferta es apostar por la captura de carbono. Es decir, desarrollar e invertir en una tecnología que «atrape el CO2» que se lanza al lado de las plantas de combustible y luego encerrarlo en almacenes como, por ejemplo, antiguas bolsas subterráneas de hidrocarburos una vez vaciadas. La asociación que representa esa tecnología (CSSA) también está en el BINGO y actuando. Y sus miembros tienen muchos puntos de coincidencia con los productores de hidrocarburos: desde Chevron a Shell, pasando E.On, Engie...
También se mueve por París la Asociación Mundial del Carbon (WCA). Su posición sobre la cumbre pedía que cualquier recorte de emisiones tuviera en cuenta «el desarrollo económico y el fin de la pobreza» además de asegurar que «una electricidad accesible asegurada y confiable está en los pilares de la prosperidad en el mundo moderno». Con esa mochila ha llegado su director ejecutivo, Benjamin Sporton, pero también el abogado Chris Horner, un reconocible escéptico del cambio climático (autor de Mentiras al rojo vivo: Cómo los alarmistas del calentamiento global usan las amenazas, el fraude y la mentira para mantenerte desinformado) al que una compañía minera de carbón (Alpha Natural) financió con 18.000 dólares aun cuando estaba a punto de declararse en quiebra.
Estas organizaciones «pueden atender a las sesiones como observadores y hacen sus eventos paralelos» explica Javier Andaluz, el responsable de Cambio Climático de Ecologistas en Acción. Pero despliegan más su influencia, dice, «al poder presentar enmiendas y, sobre todo, al ir algunas veces dentro de las delegaciones de algún país». Para subrayar la fuerza que tienen, Andaluz recuerda que «para la COP19, hubo antes una especie de pre-COP exclusiva para las entidades del BINGO». Aquella ocasión fue el gran impulso para la técnica de captura y almacenamiento de carbono que fue la única tecnología mencionada en el Fondo Verde de financiación para la adaptación al cambio climático. «A esa cumbre se le acabó llamando CORP [del inglés corporation: empresa] más que COP», ironiza Andaluz.
Aviones y barcos
La doble vía de acción: patrocinio y participación no es excluyente. Air France, por ejemplo, también patrocina la COP21. La aerolínea está en la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA). Este sector junto con el de la navegación marítima suponen algo más del 5% de las emisiones totales de gases de efecto invernadero en el mundo. El borrador de acuerdo que llegó a Paris incluía una referencia a este foco de emisión. Se decía que estas patronales crearían un protocolo de medición y mitigación. Y lo mantuvo hasta la gran revisión del articulado que se presentó este miércoles. Allí ya no aparecía ninguna referencia. A menos de que puedan arrastrarlo de nuevo dentro (el comisario europeo Miguel Arias Cañete comentó tras esa decisión que trataría de que «volviera»), el transporte ha volado del texto.
La lista se alarga (y si tienen efectos concretos no se verán hasta que el acuerdo esté cerrado). Pero abarca un amplio abanico de sectores. Otro de los grandes patrocinadores franceses del evento es su gigante financiero BNP-Paribas que, por otro lado, ocupa el noveno puesto mundial en inversiones en el sector el carbón, según un seguimiento que realiza la organización Bank Track de análisis de operaciones financieras: la cifra suma más de 15.000 millones de euros desde 2005.
Esta semana de cumbre, en algunas farolas de París han aparecido carteles colocados por la organización Avaaz con la cara de algunos de estos lobistas para acusarlos de trabajar contra un acuerdo ambicioso. Uno de ellos era el director del Think Tank Competitive Enterprise Institute, Myron Ebell. Ebell ha contado que esta acción es fruto de la paranoia y que «el vilipendio de algunos realistas del clima sugiere que están preocupados porque un puñado de personas que dicen la verdad amenaza el llamado consenso global».
El eurodiputado de Iniciativa per Catalunya Ernest Urtasun contesta a eldiario.es que «la industria está en el proceso del acuerdo sobre el cambio climático desde el inicio de la cumbre». Urtasun entiende que la preocupación por la influencia de los grupos empresariales viene más bien por que «muchos de los patrocinadores oficiales de la COP21 podrían verse afectados si el acuerdo fuera ambicioso y es por eso que su presencia en Paris inquieta».