La Eurocámara creará una comisión para determinar si los reguladores automovilísticos han sido demasiado laxos.
La Eurocámara planea la creación de una comisión de investigación para estudiar el escándalo de las emisiones de Volkswagen y ver cómo se ha gestionado la supervisión de las emisiones por parte de las autoridades. Tras la petición de 283 miembros de la cámara para crear una comisión que investigue los procesos de emisión de los automóviles, los miembros del Parlamento lo han votado este jueves y han aprobado la creación de esta.
En un comunicado, el Parlamento Europeo apuntaba ayer que esta petición sigue la línea marcada por el descubrimiento en EE. UU. de que el fabricante de automóviles había utilizado un software trucado para que las emisiones de NOx pasaran los tests de prueba. El Parlamento ya votó en octubre una resolución para mantener una investigación dentro del papel de responsabilidad que podría tener la Comisión Europea y los estados miembros para urgirles a divulgar lo que conocen sobre este fraude y qué acciones se están tomando.
Esto se suma a que la Oficina Antifraude de la UE (OLAF) ha abierto una investigación contra el fabricante de vehículos alemán Volkswagen a raíz del escándalo de la manipulación de las emisiones de gases contaminantes, según publicó ayer el diario Süddeutsche Zeitung. Un portavoz de la OLAF confirmó a la publicación la puesta en marcha de esta investigación, que trata de probar si el mayor constructor de automóviles de Europa desvió fondos comunitarios para Investigación y Desarrollo -principalmente créditos del Banco Europeo de Inversiones (BEI)- hacia otras cuestiones.
Desde 1999, Volkswagen ha recibido líneas de financiación del BEI por un valor total de 4.600 millones de euros que, con unas condiciones muy favorables, pretendían fomentar el desarrollo de motores menos contaminantes.
Todas estas acciones se unen a las demandas legales que se están llevando a cabo en EE. UU. Fue en este país donde surgió el fraude cuando la autoridad estadounidense detectó que casi medio millón de vehículos diésel habían sido trucados para pasar las pruebas de emisiones de NOx. Tras esto, el grupo alemán reconoció que había vendido cerca de 11 millones de vehículos en todo el mundo con el software sospechoso, que habría permitido a la compañía sortear de manera irregular la normativa de emisiones de los vehículos diésel, al activar los controles de contaminación completos solamente cuando el coche está siendo sometido a pruebas de emisiones.