Ganadores y perdedores tras las elecciones
AP Photo/Daniel Ochoa de Olza
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Por primera vez en democracia las elecciones pueden acabar convirtiéndose en un ensayo general de otra cita con las urnas.

La posibilidad de una segunda vuelta tendría efectos diversos, según el partido desde el que se analice las consecuencias de otro examen electoral.

Ciudadanos sería el principal perjudicado y Albert Rivera no se esfuerza en ocultarlo. El líder de Ciudadanos ha iniciado la jornada postelectoral exigiendo al PSOE que permita a Rajoy ser presidente.

La postura de la formación naranja contrasta con la adoptada a las pocas horas de las elecciones catalanas. Sin posibilidad de Gobierno claro para Artur Mas y con las urnas aún calientes, Inés Arrimadas se agarró a los micrófonos disponibles para pedir nuevas elecciones. Ahora, sin embargo, «hace falta que empiece la legislatura», tal y como ha asegurado el propio Rivera en rueda de prensa.

La segunda vuelta podría suponer para Ciudadanos que muchos de los votantes que les vieron como la alternativa de Gobierno vuelvan a votar al PP, tras comprobar que la formación naranja se quedó muy lejos de ser el epicentro del poder que se anunció durante la campaña electoral.

En el PP la situación es ambivalente. Rajoy quiere huir a toda costa de una nueva votación. Aznar ya le ha pedido la convocatoria de un Congreso «abierto» para elegir al nuevo líder del partido y Rajoy ha contestado que, primero, intentará evitar una mudanza en Moncloa.

Fuentes cercanas al líder del PP aseguraron durante la noche electoral que Rajoy también sería el candidato si hubiera que repetir los comicios. Tras la reaparición de Aznar, está por ver si esa es la tesis imperante en Génova 13.

Podemos es la formación más clara ante la posibilidad de repetir elecciones. «Estaremos encantados de asumir ese escenario», ha dicho Pablo Iglesias en la rueda de prensa de valoración tras las elecciones.

Pese a sus buenos resultados, la formación morada ha quedado en una posición complicada tras el 20D. Si el PP consigue gobernar, Podemos será menos influyente de lo que esperaba. Por eso, Iglesias quiere intentar un segundo asalto para subir un escalón en el reparto de poder. Su principal enemigo será de nuevo el Partido Socialista.

En ese escenario está por ver si Podemos e Izquierda Unida encuentran la posibilidad de replantearse la confluencia que ambos intentaron sin éxito. Según fuentes próximas a Alberto Garzón, «el 20D ha dejado claro que hubiera ido mucho mejor con una confluencia entre ambas formaciones».

En cuanto al PSOE, Pedro Sánchez se ha ganado en el 20D el derecho a que nadie le mueva la silla si hay que votar de nuevo. Eso es lo que cree su entorno más cercano. Pese a las sonrisas de la noche electoral, hay enfado entre los barones a los que no ha gustado nada los primeros amagos de buscar la presidencia apoyado en partidos que piden un referéndum de autodeterminación para Cataluña.

Nadie tiene claro en la dirección socialista si unas nuevas elecciones servirían para mejorar o empeorar resultados. Mientras tanto, los trenes siguen llegando desde Andalucía sin noticias de que, por el momento, Susana Díaz, haya comprado su billete.

Fuente: eldiario.es. Autor: Gonzalo Cortizo. Bajo licencia Creative Commons BY-SA.

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