Carles Puigdemont, el alcalde de Gerona que sustituyó la víspera a Artur Mas como candidato en el proceso de investidura del nuevo presidente de la Generalitat, fue elegido el domingo con los votos de 70 de los 135 diputados.
Puigdemont, de 53 años, se impuso en 2011 en las elecciones municipales de Gerona derrotando a los socialistas que habían controlado durante más de 30 años el ayuntamiento de la segunda ciudad catalana.
El año pasado, Puigdemont fue nombrado también presidente de la Asociación de Municipios por la Independencia (AMI) en Cataluña, convirtiéndose en una de las voces de referencia en el proceso soberanista de la región.
En su discurso de investidura, Puigdemont defendió la hoja de ruta del proceso de independencia que ha fijado para 2017 la secesión de la comunidad autónoma catalana del resto de España.
En una comparecencia extraordinaria tras la intervención de Puigdemont, el presidente en funciones Mariano Rajoy puso en entredicho la legitimidad del discurso de investidura del nuevo líder catalán basándose en la última resolución del Tribunal Constitucional que anuló parcialmente la declaración soberanista del pasado 8 de noviembre.
«No permitiré que nadie se arrogue poderes ilimitados», dijo Rajoy en una comparecencia sin preguntas en la que aseguró que «no se va a abrir un proceso constituyente ilegal en Cataluña».
La víspera, el gobierno en funciones de Mariano Rajoy ya había advertido en un comunicado por escrito que el proceso de secesión vulneraría la Constitución española. Esto fue lo que el gobierno dijo en el comunicado:
«No hay mayoría parlamentaria que pueda amparar o justificar actos ilegales o, menos aún, la pretensión de romper la soberanía nacional expresada en la Constitución».
Para frenar el proceso soberanista, Rajoy hizo un llamamiento a las formaciones políticas en Madrid para colaborar activamente en la formación de un Gobierno central y poner fin al actual vacío político tres semanas después de las elecciones generales.
El ejecutivo en funciones en Madrid dijo que el objetivo es lograr «una amplia base parlamentaria que garantice la estabilidad y la capacidad para defender con solvencia y eficacia el derecho de todos los españoles a decidir sobre su país».
El reclamo de la unidad se dirige en primer lugar al líder de la oposición, el socialista Pedro Sánchez, que ha rechazado hasta ahora formar una gran coalición con el Partido Popular (PP) o facilitar con su abstención la investidura de un gobierno minoritario.
En caso de no lograrse un pacto de gobierno en las próximas semanas en Madrid, Rajoy se vería obligado a convocar nuevas elecciones parlamentarias, lo que retrasaría hasta el verano la formación de un gobierno central capaz de afrontar el desafío soberanista planteado por las formaciones separatistas en Cataluña.