Los precios de los carburantes no caen lo suficiente
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¿Por qué no notamos en nuestro bolsillo la caída del precio del petróleo?

La historia vuelve a repetirse. El barril de crudo Brent, de referencia para Europa, cayó el miércoles por debajo de los 30 dólares por primera vez desde abril de 2004 (tras la guerra de Irak), pero el desplome, como viene siendo habitual, no termina de llegar al surtidor. Los datos publicados este jueves por el boletín petrolero de la UE, correspondientes a la semana pasada, reflejan que el diésel se vende en España al precio más bajo desde diciembre de 2009, mientras la gasolina se ha abaratado hasta niveles de marzo de 2010. En ese ejercicio, el barril cotizaba a una media de 79 dólares, un precio muy superior al actual.

El gasóleo, el combustible más consumido en España, se ha abaratado un 0,49% en una semana, hasta 95,7 céntimos de euro por litro, y el precio de la gasolina ha retrocedido apenas un 0,03%, hasta 1,13 euros por litro. Para encontrar precios del crudo como los actuales hay que remontarse a los años 2003-2004, meses después de la invasión de Irak de marzo de 2003. La comparación es dolorosa: en abril de 2004, con el Brent en niveles similares a los actuales, el litro de gasolina rondaba los 85 céntimos de euro y el de gasóleo, los 72 céntimos. Un 24% menos que ahora.

Entonces, con un nivel de demanda de gasóleo en España similar al de 2014 (último ejercicio del que hay datos cerrados), el entorno de mercado era muy diferente. Las preocupaciones de la industria eran el incremento de la demanda mundial de crudo (sobre todo, la que venía de los países emergentes), la escasez de capacidad ociosa (margen extra para atender incrementos puntuales de la demanda de petróleo) y los cuellos de botella en la actividad de refino (transformación del petróleo en el combustible).

Ahora, con buena parte del sectorbajo la lupa de la Audiencia Nacional por supuestos amaños de precios entre cinco de las principales compañías en España (Repsol, Cepsa, Disa, Meroil y Galp), las petroleras españolas agrupadas en la Asociación de Operadores Petrolíferos (AOP) afirman que la caída del petróleo «se ha trasladado en su totalidad al precio de los carburantes en el surtidor». La patronal estima que, en el caso del gasóleo, esa caída desde junio del año pasado ha sido de 20 céntimos de euro, mientras que para la gasolina se sitúa en 17 céntimos.

Más impuestos

Entre los factores fundamentales que explican la asimetría entre la evolución de los precios del crudo y los carburantes está, según la AOP, el aumento de la presión fiscal aplicada en los últimos años en España. Según los datos de la Comisión Europea, los impuestos representan actualmente el 55,7% del precio final del gasóleo en España, por debajo de la media europea (61%). Para la gasolina, el porcentaje se eleva al 58,1% (66% en la UE).

Cada litro de combustible soporta cuatro impuestos: el tipo estatal general del impuesto de hidrocarburos (0,40 euros por litro en la gasolina y 0,30 euros en el gasóleo), el tipo estatal especial o antiguo tramo estatal del denominado «céntimo sanitario» (0,024 euros para ambos carburantes), el tipo autonómico (que puede ser de hasta 4,8 céntimos por litro) y el IVA (21%). Los tres primeros son independientes del precio (se aplican por litro). Y la presión fiscal ha crecido en los últimos años. coincidiendo con la crisis. En 2004, el IVA de las gasolinas estaba en el 16% (pasó al 18% en julio de 2010 y al 21% en septiembre de 2012) y varias comunidades autónomas habían empezado a implantar el denominado céntimo sanitario, que se ha extendido hasta el punto de que hoy sólo cinco no lo aplican: Castilla y León, Cantabria, La Rioja, País Vasco y Canarias.

Crisis histórica

El desplome de precios del crudo y de las materias primas, que en la industria petrolera se ha saldado, de momento, con más de 250.000 despidos en el último año y medio (la británica BP acaba de anunciar que prescindirá de otros 4.000 empleados), constituye una seria amenaza de deflación global. Un informe publicado esta semana por la consultora Verisk Maplecroft considera que puede disparar el riesgo de revueltas en determinados países productores, en especial, de África.

Fuente: eldiario.es. Autor: Arturo M. Vélez. Bajo licencia Creative Commons BY-SA.

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