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Turquía bombardeó el domingo a los rebeldes kurdos respaldados por Estados Unidos en el norte de Siria en su intento por hacerse con el control de una base aérea abandonada cerca de sus fronteras y haciendo caso omiso de las peticiones de dejar de atacar a los combatientes de Estados Unidos.

El bombardeo - apenas unos días después del alto el fuego provisional anunciado en Múnich - complica los esfuerzos de la coalición liderada por Estados Unidos de dar apoyo a las milicias kurdas, especialmente las Fuerzas de Defensa Popular (YPG), sin provocar Turquía, aliado de la OTAN que considera al YPG como una extensión de grupos terroristas que llevan 30 años librando una batalla de secesión con el estado turco. Esto también significa que dos aliados de Estados Unidos están luchando activamente entre ellos sobre el terreno sirio.

El primer ministro, Ahmet Davutoglu, anunció en un discurso a la nación que las fuerzas turcas habían bombardeado los objetivos ya que los aviones de combate de Arabia Saudí empezaron a llegar a la base aérea de Incirlik, en un intento de contrarrestar el apoyo iraní y ruso al presidente Bashar al-Assad.

John Kirby, portavoz del Departamento de Estado, dijo:

«Hemos visto informes de fuego de artillería desde el lado turco de la frontera y hemos instado a Turquía a que cese este tipo de actos. Hemos instado a las fuerzas kurdas sirias y otros afiliados al YPG a no aprovecharse de una situación confusa apoderándose de nuevos territorios».

No obstante, los kurdos parecen no estar escuchando las peticiones de Washington. Los activistas sirios informaron el domingo que las fuerzas alineadas al YPG habían tomado la ciudad de Ain Deqna al sur de Azaz, cortando una ruta estratégica que conecta la ciudad fronteriza con Alepo. También dijeron que alrededor de 350 combatientes sirios cruzaron a la zona desde Turquía para luchar contra los kurdos.

Los aliados se enfrentan

Ankara lleva advirtiendo más de un año al gobierno de Estados Unidos que no están contentos con el apoyo de Estados Unidos a las milicias kurdas, que ahora controlan grandes extensiones de territorio al sur de la frontera con Turquía.

«Ya se les había advertido una y otra vez y ahora, mientras que hay un alto el fuego y el YPG está intentando tomar más territorios –a nadie debería sorprenderle que Turquía actúe», dijo un analista militar turco que pidió mantener el anonimato porque está haciendo referencia a sus conversaciones con funcionarios militares. «Para nosotros, este último avance activa nuestras reglas de enfrentamiento».

Los ataques de artillería turca se han centrado en las fuerzas lideradas por los kurdos al norte de Alepo, donde el YPG y un grupo de oposición alineados, Jaish al-Thuwar, se habían apoderado de al menos tres aldeas y la base aérea de Minagh. Un vídeo de los activistas muestra columnas de humo negro cerca de la base después de los bombardeos. El Departamento de Estado llamó a la calma, diciendo que EE. UU. había pedido a los kurdos sirios que retrocedieran.

El bombardeo se centró en zonas cercanas a la localidad de Azaz, a unos 20 kilómetros al sur de la frontera con Turquía. Azaz es crítica para el envío de ayuda humanitaria a decenas de miles de sirios que huyen de los combates de todo Alepo, donde los ataques aéreos rusos han permitido que el régimen de Assad haya conseguido en los últimos meses avances sin precedentes en contra de la oposición siria.

El YPG está intentando tomar Azaz en un intento de vincular los territorios que controla en el norte de Siria. Turquía teme que esto pueda significar el comienzo de una región autónoma kurda en una zona fronteriza con su propia población kurda.

En un comunicado Jaish al-Thuwwar condenó los ataques turcos, diciendo que:

«Nadie puede ocultar que Turquía apoya a los grupos terroristas para servir a sus propios intereses».

Los bombardeos turcos se llevaron a cabo en medio de un aumento de los ataques aéreos rusos contra las fuerzas rebeldes no kurdas en la región de Azaz, en las que efectivamente Moscú ha apoyado al YPG, que insiste en que no se están coordinando con Rusia.

Al mismo tiempo que las partes del conflicto sirio se precipitan sobre Azaz, las fuerzas de Assad están avanzando hacia la base aérea de Tabqa, controlada por ISIS, en la provincia de Raqqa. Los avances en esa región podrían traer las fuerzas de Assad apoyadas por Rusia a una zona que ha estado dominada por los ataques de la coalición liderada por Estados Unidos en contra de ISIS. Esto podría crear un nuevo punto tensión entre las potencias extranjeras en una guerra civil cada vez más complicada.

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