La votación a favor de la destitución de Rousseff abre nuevas perspectivas para Brasil, pero sigue reinando la incertidumbre y la desconfianza en la política.
La presidencia de Dilma Rousseff pende de un hilo después de que la cámara baja del Congreso de Brasil votara a favor de su juicio político, una decisión que probablemente alegre a los inversores del mismo modo que amenaza con poner punto final a 13 años de gobierno izquierdista.
La oposición obtuvo 367 votos, 25 más que la mayoría de dos tercios necesarios para enviar la petición de destitución ante el Senado.
"Se autoriza al comienzo del proceso destitución", anunció el presidente de la cámara baja, Eduardo Cunha, al final de la sesión que fue transmitida en directo en pantallas públicas por todo el país.
Profundamente dividida
Los legisladores de la oposición y un cuarto de millón de personas en la principal avenida de Sao Paulo prorrumpieron en vítores, agitando banderas amarillas y verdes cuando el panel de la cámara baja mostró que la petición de destitución había sido aprobada.
El ministro de Justicia de Brasil, José Eduardo Cardozo, dijo que Rousseff está abierta al diálogo para buscar soluciones a la crisis, pero que no va a tirar la toalla. Y añadió que ella hará una declaración el lunes.
"La votación llevada a cabo hoy por la Cámara no va a desmoralizar a la presidenta Dilma Rousseff," declaró a los periodistas.
Dos años de escándalos, la recesión y las luchas políticas internas han dividido profundamente la nación más grande de América Latina. Los mercados se han animado ante la perspectiva de una administración de Temer más favorable a la actividad empresarial, que ha provocado un aumento del 23% en el índice bursátil de referencia del país desde inicios de año. Un fondo cotizado en bolsa de acciones brasileñas subió un 4,5% en las primeras operaciones de Tokio, cuando la oposición amplió su protagonismo.
Sin embargo, el espacio para las medidas de estímulo es limitado, la desconfianza en los políticos está profundamente arraigada, y el escándalo de corrupción que sacudió a las élites políticas de Brasil está lejos de terminar.
Alrededor de 150 legisladores de la cámara baja se encuentran bajo investigación por presuntas irregularidades, según Congresso em Foco, una publicación con sede en Brasilia especializada en asuntos legislativos. Todo esto plantea cuestiones sobre si la crisis acabará brindando un líder con la autoridad necesaria para enderezar Brasil.
Michael Shifter, director del laboratorio de ideas con sede en Washington Inter-American Dialogue ha comentado:
"Esta votación es un duro reproche a Rousseff y 13 años de gobierno de su partido. Pero cualquiera que piense que esto va a resolverse simplemente expulsando a Rousseff, es un ingenuo – habrá tensiones sociales".
Sonrisas y lágrimas
Las imágenes de televisión mostraron a varios partidarios de la presidenta llorando, mientras que el periódico Folha de S. Paulo publicó una imagen de Temer sonriendo mientras veía la votación desde su casa.
Tras los cargos de haber enmascarado los déficits presupuestarios con préstamos ilegales de los bancos estatales, los partidos de oposición acusan a Rousseff de haber gestionado mal las finanzas públicas del país.
Desde 2014, el déficit presupuestario de Brasil ha aumentado en más del triple hasta un 11% del producto interno bruto, casi un récord.
Temer tampoco está del todo sin mancha. Mientras que el 61% de los brasileños quieren que Rousseff sea expulsada, el 58% dice lo mismo de Temer, según un sondeo de Datafolha publicado a principios de este mes.
La amplia investigación de corrupción de la operación Lava Jato ha atrapado a los miembros principales de su Partido del Movimiento Democrático Brasileño, incluido el presidente de la cámara baja Cunha, que está siendo investigado por aceptar sobornos en cuentas offshore. Él ha negado cualquier acto ilícito.
Según el ministro de Justicia Cardozo, “Ningún gobierno que haya nacido de esta manera será capaz de pacificar el país”.
El plan de Temer
La semana pasada, el vicepresidente dio una idea de su plan, cuando los medios filtraron una cinta en la que exponía cómo gobernaría en el caso de que Rousseff fuera destituida. Llamando a la unidad nacional y el sacrificio, se comprometió a mantener los pagos de bienestar del gobierno al tiempo que aumentaría el papel del sector privado en la economía.
Su partido también ha pedido la subida de la edad de jubilación, así como la reducción de la cantidad del gasto por mandato constitucional. Muchos inversores son optimistas de que Temer podría ayudar a cambiar las cosas. "Esto sigue siendo catártico y traumático para Brasil, pero creo que a medio plazo es algo positivo", dijo George Hoguet, estratega de inversiones mundiales de State Street Global Advisors, que tiene más de 40 mil millones de dólares en activos de mercados emergentes. "Pueden verlo en la reacción del mercado, la recuperación que hemos visto realmente".
Sacar a Brasil de su recesión no va a ser nada fácil. A pesar de que las posibilidades del vicepresidente de hacerse cargo surgieron en los últimos meses, los analistas encuestados por el Banco Central se mostraron cada vez más pesimistas en cuanto a la economía y pronostican la segunda contracción anual consecutiva este año.
Ilya Feygin, director gerente y estratega en WallachBeth Capital LLC, con sede en Nueva York, sostiene:
"Todavía se está haciendo frente a los mismos vientos en contra, que son el crecimiento nulo y mucha corrupción. La crisis brasileña podría durar mucho tiempo”.