En el primer trimestre de 2016, las entidades abonaron a empresas y familias en nuestro país 1.962 millones por el dinero de las cuentas y las imposiciones a plazo, lo que supone un importe 6 veces menor al pagado justo antes de la crisis. La cifra, además, baja por primera vez del umbral de los 2.000 millones por primera vez desde 1999.
Este ahorro de costes por el pasivo, acelerado por la progresiva rebaja de los tipos de interés en el continente -el euribor se encuentra en terreno negativo desde febrero-, está tocando su fin.