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El agujero sobre la atmósfera de la Antártida se ha reducido en más de 4 millones de kilómetros cuadrados desde el año 2000, según una investigación publicada este jueves en la revista Science.

La destrucción del ozono es uno de los mayores problemas para el medio ambiente y, por primera vez, la industria, la ciencia y la unión entre países han logrado reducirlo. Las partículas de los sprays y los productos de limpieza han sido los grandes culpables de la desaparición del ozono en la atmósfera hasta que, en 1987, la mayoría de naciones del mundo firmaron un protocolo en Montreal (Canadá) para prohibir los productos que contuvieran los llamados clorofluorocarbonos (CFC).

La pérdida de ozono en la atmósfera tiene unos efectos directos sobre la salud, ya que ese gas es la protección natural más importante contra la radiación ultravioleta de la luz solar, que provoca cáncer de piel, cataratas y daños en el sistema inmune.

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