¿Cómo funciona el proof-of-burn?

Le contamos qué es, qué es necesario para el proof-of-burn, dónde se utiliza y cuáles son sus ventajas.

El blockchain es un invento extremadamente innovador. Sin embargo, para funcionar necesita un algoritmo de consenso que sea eficiente y seguro.

Dicho algoritmo asegura la validez y protege el blockchain de la manipulación. El proof-of-work (PoW) y el proof-of-stake (PoS) son los algoritmos de consenso más comúnmente utilizados en las criptomonedas.

Sin embargo, hay una serie de métodos alternativos de los que pocas personas han oído hablar. Uno de ellos es el proof-of-burn (PoB). En este caso, para obtener tokens o monedas de una determinada moneda o el derecho a extraerlas, debe destruir algunos tokens de la criptomoneda alternativa recibida en el sistema con el proof-of-work.

En el proof-of-burn los mineros envían las monedas a una dirección especial en las que estas son quemadas. Una vez son quemadas, ya no se puede acceder a ellas ni pueden ser utilizadas de nuevo. Puesto que las transacciones del proof-of-burn quedan registradas en el blockchain, las monedas no pueden volver a ser utilizadas, por lo que el usuario recibe una recompensa como resultado.

La idea del proof-of-burn es que, al quemar una criptomoneda, el usuario demuestre que está preparado para pérdidas a corto plazo por el bien de las inversiones a largo plazo.

La remuneración consiste en obtener el derecho a minarlas de por vida, y mientras más monedas queme el usuario, más probabilidades tendrá de minar el próximo bloque.

El proof-of-burn puede ser utilizado de diferentes maneras, por ejemplo, en algunos casos la monda que se quema es la misma moneda que se va a extraer, y en otros, son otras las que se queman.

Además, mediante el uso de este algoritmo, su participación disminuye con el tiempo. Al igual que sucede con el bitcoin, con el que es necesario invertir en equipos más potentes para seguir minando, usted tendrá que quemar más monedas para aumentar sus posibilidades de minar el próximo bloque.

Tal y como hemos dicho anteriormente, en los sistemas donde se emplea el proof-of-burn existen unas direcciones especiales en las que se almacenan las monedas que nunca serán gastadas.

Por ejemplo, pueden ser direcciones de bitcoin válidas, creadas sin una clave privada, al azar. Puesto que en el bitcoin resulta imposible calcular la clave privada de una dirección determinada, estas direcciones quedan bloqueadas para siempre.

Este es un ejemplo de una dirección donde ya se ha acumulado una gran cantidad de dinero que nunca podrá ser gastado.

El proof-of-burn obliga a los mineros a participar a largo plazo en el proyecto, y si los inversores a largo plazo prevalecen en el sistema, esto aumenta la estabilidad del precio del activo.

Además, el proof-of-burn ayuda a distribuir la criptomoneda de una forma justa y descentralizada - al contrario de lo que sucede en la red bitcoin, donde la minería es cada vez más centralizada, en parte debido al uso de equipos especializados (ASIC). El proof-of-burn podría ser una buena opción para nuevas criptomonedas.

En primer lugar, al igual que sucede con el proof-of-work, este está asociado a un desperdicio de recursos. En segundo lugar, la potencia de minado pertenece a los que están dispuestos a quemar más monedas, por lo que nos encontramos con un problema parecido al que presenta el proof-of-stake: los ricos se hacen cada vez más ricos.

Además, al igual que con otros protocolos de consenso, no hay garantía de que el usuario pague por la quema de monedas, es decir, se trata de una inversión arriesgada.

Por ejemplo, Slimcoin (SLM) y Counterparty (XCP) lo utilizan. En el caso del Slimcoin, el proof-of-burn es utilizado como un algoritmo de consenso y método de minería. Por el contrario, Counterparty lo emplea para crear sus tokens. Los participantes envían bitcoins a una dirección de bitcoin de la que estas monedas nunca se podrán sacar, y reciben tokens Counterparty a cambio.