Blockchain y registro mayor distribuido: ¿cuál es la diferencia?

Todo lo que necesita saber sobre dos términos que suelen ser considerados sinónimos.

El blockchain está siendo explorado por una audiencia cada día más amplia, y los organismos centralizados tradicionales como los bancos y los gobiernos están empezando a interesarse en lo que esta tecnología puede hacer por ellos.

Sin embargo, existe un nuevo término que está empezando a aparecer con más frecuencia en el espacio de las criptomonedas: tecnología de registro distribuido (o DLT como la mayoría lo llama). Irónicamente, son precisamente los organismos a los que el bitcoin y el blockchain pretenden dejar atrás los que parecen utilizarlo con más frecuencia: los bancos, los gobiernos y las grandes empresas.

El Banco de Inglaterra ha anunciado recientemente una actualización de su sistema de liquidación bruta en tiempo real (SLBTR), utilizando tanto la tecnología blockchain como la de registro mayor distribuido. Sin embargo, estas palabras no son intercambiables, así que en casos como este, es de vital importancia que seamos conscientes de sus diferencias. Vamos a averiguar cuáles son.

La tecnología de registro mayor distribuido o DLT para abreviar, es, tal y como su nombre indica, una base de datos de registros que no está almacenada ni es confirmada por ningún organismo central. Esta definición nos hace pensar en el blockchain, ¿no? Pero no lo es.

En el DLT existe un mayor control. En principio, es posible determinar la estructura, el propósito y el funcionamiento de la red que sustenta el servicio. Ya no suena tan descentralizado, ¿verdad?

Dicho esto, el DLT está tecnológicamente descentralizado y se basa en principios de consenso similares a los del blockchain. Sin embargo, un escenario en el que una unidad tiene control sobre esa supuesta red descentralizada, por principio, no es descentralizada, al menos desde un punto de vista ideológico.

Un DLT puede ser considerado un primer paso hacia un blockchain, pero lo más importante es que no necesariamente construirá una cadena de bloques. Más bien, el registro mayor en cuestión será almacenado a través de muchos servidores, que luego se comunicarán entre sí para asegurar de que se mantenga el registro más preciso y actualizado de las transacciones.

Algunas de las empresas que están favoreciendo el DLT frente al blockchain puro incluyen Google, que recientemente ha empezado a cooperar con Digital Asset con el fin de llevar las herramientas DLT a sus clientes de servicios en la nube. Volkswagen también ha calificado su colaboración con IOTA como un experimento de “tecnología de registro mayor distribuido”.

Por otro lado, tenemos el blockchain. Este es de hecho una forma de registro mayor distribuido con una base tecnológica muy específica. Como todos sabemos, esta tecnología permite crear un libro de registros inalterable que es mantenido por una red descentralizada, donde todos los registros son aprobados por consenso.

La firma criptográfica y la vinculación de grupos de registros en el registro mayor para formar una cadena es lo que distingue al blockchain del DLT. Además, dependiendo de la aplicación específica del blockchain, es posible que el público y los usuarios puedan ejercer algún papel en su estructura y funcionamiento.

Tomemos el bitcoin (Bitcoin) como el verdadero ejemplo del blockchain y la descentralización. Mientras que la tecnología y su estructura están descentralizadas, también lo están su organización y desarrollo. En el DLT, la tecnología es descentralizada, pero su organización corporativa no lo es.

Lo más importante que hay que tener en cuenta es que estas frases y términos no son intercambiables, incluso aunque pueden ser utilizados como tales. Organizaciones como el Banco de Inglaterra podrían favorecer el uso del DLT para distanciarse del bombo y la volatilidad asociados al blockchain. O por la misma razón, una empresa podría usar la palabra blockchain para atraer interés incluso si lo que están ofreciendo no es verdaderamente un blockchain.