El partido del presidente Mariano Rajoy, el Partido Popular, obtuvo un mejor resultado de lo que se esperaba al conseguir el mayor número de votos en las elecciones nacionales del domingo. Sin embargo, Rajoy afronta la misma dificultad para formar un gobierno a la que tuvo que hacer frente tras las elecciones no concluyentes del pasado mes de diciembre.
En unas elecciones que se han llevado a cabo en medio de la turbulencia causada por la votación del Reino Unido para abandonar la Unión Europea, el Partido Popular (PP) ganó 137 de los 350 escaños del Parlamento. Eso se compara con los 123 obtenidos en las elecciones de diciembre, lo que resultó en un Parlamento sin mayoría que no podía elegir un presidente. El total de escaños del PP del domingo superó de forma considerable tanto los sondeos preelectorales como las encuestas a pie de urna.
Las encuestas también subestimaron la resistencia del Partido Socialista (PSOE), que ocupó el segundo lugar con 85 escaños.
En tercer lugar quedó la alianza de extrema izquierda entre los partidos de Podemos y de Izquierda Unida (IU), que consiguió 71 escaños, en consonancia con lo que las partidos habían ganado al presentarse por separado a las elecciones en diciembre. En cuarto lugar se situó el partido de centro, Ciudadanos, con 32 escaños, frente a los 40 que obtuvo en diciembre.
El sorprendente resultado fue un aumento de los dos partidos que han dominado la vida política española durante los últimos 40 años, el PP y el PSOE. Los sondeos preelectorales y las encuestas a pie de urna situaban al Partido Popular con un menor margen en primer lugar y a los socialistas en tercer lugar, por detrás de la alianza de Podemos e IU.
Mariam Bascuñán, una politóloga de la Universidad Autónoma de Madrid, afirma: "Hubo claramente un voto oculto para los partidos tradicionales que salió el día de elecciones". Según ella, el sorprendente resultado del referéndum del Reino Unido, conocido como "Brexit", no justificó un mejor rendimiento del PP y del PSOE del que se esperaba. Al fin y al cabo, no existe un fuerte sentimiento público o político en España por abandonar la Unión Europea.
Sin embargo, según Emilio Sáenz-Francés, un profesor de historia y relaciones internacionales de la Universidad Pontificia Comillas de Madrid, un cambio final provocado por el Brexit puede haber sido un factor de confusión para los encuestadores. Sáenz-Francés dice:
"Es posible que la gente viera lo que ocurrió en el Reino Unido y buscara a los partidos tradicionales como un refugio contra el populismo y la incertidumbre".
A raíz del Brexit, que hizo tambalear al índice bursátil español en un 12% el viernes hasta su mayor pérdida en un solo día, Rajoy había intensificado los esfuerzos por retratar el Partido Popular como el defensor de la estabilidad. "Ahora no es el momento de añadir incertidumbre", declaró el viernes. El político conservador de 61 años, que ocupa el cargo de presidente de España desde 2011, instó a los españoles a ser cautelosos con los "radicales y extremistas". Eso fue un ataque poco disimulado hacia la alianza de extrema izquierda entre Podemos e IU.
El electorado español, molesto por el alto desempleo y la corrupción, ha manifestado pocos deseos de una tercera ronda de votación. Así la mayoría de los analistas apuestan a que se formará un gobierno, a pesar de que podría suponer arduas negociaciones y, quizás, cambios en la dirección del partido.
Bascuñán sostiene que aunque Rajoy superó las expectativas, se enfrenta a la difícil tarea de negociar en el futuro. Rajoy ha insistido en que, como líder del partido que ha obtenido la mayoría de votos, permanece como el jefe de cualquier alianza de gobierno que el Partido Popular pacte. Sin embargo, los otros grandes partidos han dicho que no pactarían una alianza con el PP si continúa Rajoy, cuyo gobierno se ha visto empañado por una serie de escándalos de corrupción.
En cambio, Sáenz - Francés, afirma que los resultados de Rajoy que han sido mejores de lo que se esperaban lo convierten en "el vencedor moral". Añadió que el líder socialista, Pedro Sánchez, puede que no se encuentre en una posición para bloquear a Rajoy, porque podría afrontar un reto de liderazgo después de la pérdida de apoyo de los socialistas desde diciembre.
La participación fue baja, al caer 7 puntos porcentuales con respecto a la votación de diciembre. Un informe de investigación de Citigroup Global Markets sobre la campaña electoral en España la llamó el "Déjà Vu español".
El domingo por la mañana, a la salida de un colegio electoral en el barrio Prosperidad en Madrid, José Luis Díaz afirmó que había votado al Partido Popular, diciendo: "Es el único partido verdaderamente conservador y que se opone al radicalismo". Además, añadió que el Brexit no fue un factor decisivo en su voto, pero "que éste tendrá consecuencias" y muestra que el nacionalismo está aumentando en Europa.
Diego Mínguez, de 30 años, dijo que estaba votando a la izquierda de Unidos-Podemos:
"Tenemos que cambiar la dirección de este país, por lo que las prioridades de las personas se anteponen a los intereses particulares. No podemos tener siempre a las mismas personas dirigiendo el país".
Cualquiera que sea la composición del próximo gobierno, se enfrentará a una serie de problemas.
Según un informe del banco de inversión francés Natixis, "las finanzas públicas, el mercado laboral y la reforma territorial se encuentran ante los principales retos". El déficit fiscal de España del 5,1% del producto interior bruto en 2015 fue muy superior al objetivo del 3% de la Comisión Europea y el próximo gobierno tendrá que encontrar maneras de cerrar la brecha, probablemente mediante la ampliación de la base fiscal.
El informe agregó que aunque España ha recuperado cerca de una cuarta parte de los 3,7 millones de empleos destruidos entre finales de 2007 y comienzos de 2013, muchos de los nuevos empleos son precarios en sectores económicos que requieren una menor cualificación. Natixis llegó a la conclusión de que España necesita mejores programas de formación e incentivos de empleo.
Por último, el informe indicó que el gobierno central de Madrid tendrá que renovar su relación con los 17 gobiernos regionales, sobre todo una disposición relativa a la distribución de ingresos que ha contribuido a estimular un movimiento separatista en la rica región de Cataluña.